'¡Elson, por la banda, por la banda!', le grita Ángel Salinas al pequeño jugador del equipo Cyclones de Cartagena que lucha cada balón como si el árbitro estuviera a segundos de sonar el silbato. Se nota impaciente, como un león a metros de devorar su presa. Quiere marcar para mirar al cielo y dedicarle un gol a su padre, el mismo que lo bautizó como él, Elson Evelio Becerra, y que unos disparos acabaron con su vida un 8 de enero de 2006 cuando departía en un picó en el sector de La Boquilla, al norte de ‘El Corralito de Piedra’.
Es una estampa perfecta de aquel jugador que se inmortalizó en el Deportes Tolima y puso a unos jeques árabes a su merced. Pagaron cifras incalculables de dinero por un delantero escurridizo, gambeteador y que era apodado ‘Chocolatín’. En la memoria de Elson transitan recuerdos vagos de su padre asesinado hace 11 años y un día. Ese domingo fatídico, aunque solo tenía tres años, recuerda que una barbería fue el último lugar adonde su progenitor lo acompañó.
'Son pocos los recuerdos que tengo de mi padre. Me acuerdo que estuvimos en Arabia y allá jugaba Play Station con mi hermana. El día de su muerte me llevó a una barbería a motilarme y me hizo el mismo corte', destaca a EL HERALDO Elson, mientras su madre, Yuniris Rodríguez, estalla en llanto y es consolada por Paula Molinares, 'la última mujer', dice, que convivió con el extinto futbolista. Las dos se llevan muy bien.