Hace 20 años, Luis Felipe Urueta era un estudiante de bachillerato que estaba pegado al radio escuchando a Fabio Poveda. ‘Pipe’ vibraba con la transmisión radial, mientras Jim Leyland se abrazaba con Édgar Rentería celebrando la obtención del título de la Serie Mundial de Béisbol de 1997 en el estadio Pro Player de Miami.
'Era un pelao escuchando a Fabio (Poveda) y ahora estar enfrentándolo a nivel de dirigencia es un sueño muy bonito que estoy viviendo junto a los muchachos con quienes queremos hacer grandes cosas para el país', sostuvo ‘Pipe’ en una rápida rueda de prensa con periodistas colombianos a un costado del campo del Charlotte Sports Park, donde la novena nacional jugó anoche ante Tampa Bay el primero de dos juegos de exhibición.
El piloto colombiano, uno de los más jóvenes en el IV Clásico Mundial de Béisbol, ahora exhibe la madurez que ha adquirido en su trayecto peloteril como jugador hasta Italia y como mánager hasta República Dominicana de donde vino hace un mes como campeón de la pelota profesional con los Tigres de Licey en calidad de asistente.
'Los nervios y la ansiedad son para los fanáticos. La pelota es la misma, lo único que cambia es la dificultad del rival. Los muchachos no están, ni tienen por qué estar nerviosos. Saben lo que van a hacer y eso nos tiene tranquilos de cara al debut', sostuvo.
El líder de una de los novenas debutantes de esta cita orbital de la pelota caliente dice tener los suficientes motivos para querer trascender en su primer mundial sin necesidad de recurrir al ‘palo’ que dio Israel, también debutante, al clasificar a la segunda ronda de este clásico.
'La diferencia con Israel es que ellos no tuvieron que enfrentar a los campeones ni al resto de selecciones del nivel que nosotros tenemos que enfrentar. Inspira su ejemplo, pero nosotros queremos hacer nuestra propia historia', comentó el mánager de Triple A en Cascabeles de Arizona.