Se fue el autor del único gol olímpico en la historia de los mundiales. Marco Tulio Coll Tesillo falleció la noche del pasado lunes, a los 81 años, en la clínica Bonadona Prevenir de Barranquilla, donde se encontraba recluido en la unidad de cuidados intensivos desde hace varias semanas por distintos quebrantos de salud.
‘El Olímpico’ Coll, como fue bautizado, luego de aquel famoso tanto anotado en el empate 4-4 ante la Unión Soviética, en el Mundial de Chile 1962, deja un huella imborrable en el fútbol colombiano.
Nacido en el popular barrio San Roque, un 23 de agosto de 1935, Marco, hijo de Elías Coll —primer árbitro Fifa en Colombia— y Melina Tesillo, dedicó su vida al fútbol, primero como jugador profesional, defendiendo lo colores de varios equipos de nuestro balompié, luego como técnico y finalmente como formador, capacitando a jóvenes en La Guajira, en un proyecto social que emprendió de la mano de ‘El Cerrejón’, donde finalmente se jubiló.
Coll, un volante de ida y vuelta con una excelente pegada, inició su carrera profesional a los 16 años. Del Colegio Barranquilla, donde realizó sus estudios de secundaria, saltó al Sporting de esta ciudad (1952-1955), para luego pasar por otros clubes como Medellín (1955) —donde se coronó campeón—, Platense de Argentina (1956), Deportes Tolima (1956-1959 / 1965-1969), América de Cali (1960-1964), Irapuato de México (1964-1965) y finalmente el Junior (1970-1971), donde decidió retirarse.
En su paso por el Deportes Tolima conoció a su primera esposa, la ibaguereña Ruby Montealegre, con quien tuvo tres hijos: Marco Elías, Mario Alberto y Orlando. Luego tuvo una segunda compañera sentimental, Yadira Viloria, con la que tuvo dos hijos más, Fabián Enrique y Omar Alberto. Solo uno de ellos, Mario Alberto Coll, siguió los pasos de su padre en el fútbol, destacándose en el Junior y la Selección Colombia a finales de los años 80’ y principio de los 90’.
El gol olímpico
Su llegada a la Selección se dio de la mano de uno de sus padrinos futbolísticos, el argentino Adolfo Pedernera, quien lo dirigió en el América de Cali y luego en la Amarilla.
'Pedernera le brindó toda su confianza, lo apadrinó, incluso mi padre logró vivir en su apartamento cuando jugaba en el América. Recuerdo que mi padre me contó que se quedada con el ‘profe’ después de los entrenamientos tratando de perfeccionar los remates de media y larga distancia, los tiros de esquina, los tiros libres y los penaltis. Ahí nació el perfil del gol olímpico. Mi papá siempre se destacó por tener una excelente pegada', recuerda Marco Elías, el hijo mayor del ‘Olímpico’.
Esa participación en el Mundial de Chile 62 marcó por completo la carrera de Marco Coll. Luego de un duro tropiezo en el debut, al caer 2-1 ante Uruguay, Colombia buscaba sus primeros puntos en una cita orbital. El rival, la Unión Soviética, que contaba con el que es considerado por muchos 'el mejor arquero de la historia', Lev Yashin, más conocido como la ‘Araña Negra’.
Colombia caía de forma contundente 4-1, cuando apareció la inédita acción de Marco Coll para anotar el segundo tanto colombiano, que impulsó al equipo a lograr un histórico empate 4-4. En un tiro de esquina, el volante barranquillero sacó un remate a media altura que se metió lentamente por el primer palo del arquero, con la complicidad de un defensor soviético, que no se esperaba ese disparo.
'Para mí fue un regocijo que Dios me hubiera dado ese gol olímpico. Ya han pasado 50 años y no han hecho otro así. Ningún jugador lo ha repetido. Ese gol me inmortalizó', contó Marco en una de las entrevistas que le concedió a EL HERALDO.
Ese tanto marcó un antes y un después en la carrera de Coll, que siempre fue recordado por esa anotación.
'Mi papá vivió orgulloso por ese gol, aunque a veces nos decía: papi, yo marcaba goles todos los fines de semana, era un grandísimo jugador, pero la gente solo recuerda el gol olímpico, pareciera que fue lo único bueno que hice en mi carrera', recuerda entre risas Marco Elías.
El regalo de Lev Yashin
Coll recibió ese día un obsequio especial que guardó con recelo hasta los últimos días de su vida. Al final del compromiso, el arquero Lev Yashin le entregó el balón con el que se disputó aquel partido, sus medias y sus guantes firmados. Una reliquia en estos tiempos modernos.
Su retiro del fútbol activo se produjo en 1971, vistiendo los colores del Junior. 'Era uno de sus grandes anhelos y lo consiguió', dijo Marco Elías. En el equipo rojiblanco jugó dos temporadas y cerró un exitoso ciclo, para darle paso a la dirección técnica.
Como técnico
Marco Coll dirigió primero en las selecciones atlántico para luego dar el paso al profesionalismo, siendo entrenador del Junior en dos oportunidades bastante fugaces: 1973, 1979 y 1981.
'Fue un hombre que siempre compartió momentos muy lindos conmigo, no solo en Junior, sino fuera del contexto deportivo. Fue un gran amigo, un gran señor y un magnífico profesional. Dirigió muchas selecciones Atlántico y le dio muchas oportunidades a jugadores de la Costa. ‘Rafa’ Reyes, ‘Toto’ Rubio, Villarreal, los Cañarete, Juan Carlos Abello, entre otros, pasaron por las manos de ‘Marquito’. Sin duda alguna, deja un legado muy grande en el fútbol costeño', expresó Carlos ‘Papi’ Peña, su compañero inseparable en sus dos etapas como técnico interino del Junior.
Luego de su experiencia como entrenador, decidió asumir el reto de liderar un proyecto deportivo-social en ‘El Cerrejón’, donde trabajaba con jóvenes de La Guajira y con los equipos internos de la multinacional. Se logró pensionar hace seis años.
El alzhéimer fue el punto de partida en el deterioro de su salud. Luego sufrió problemas urinarios que lo llevaron varias veces a ser hospitalizado y finalmente una neumonía logró vencer la resistencia del ‘Olímpico’ Coll, paradójicamente dos días después del aniversario número 55 del gol que lo inmortalizó.