Lo entrevisté el 10 de noviembre de 2012 en el hotel El Prado. Un día antes del partido que la Selección Colombia de ese momento le ganó 2-0 a Paraguay, en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez por la eliminatoria al Mundial Brasil-2014. Sereno, con una sonrisa de oreja a oreja, y una humildad admirable, me recibió el lobby. Me saludó y me trató como si lo conociera desde aquel 3 de junio de 1962 en el que tatuó su nombre en la historia de los mundiales de fútbol al anotar un gol olímpico en el partido que Colombia empató 4-4 ante la Unión Soviética, en Arica, Chile.
Todavía se erizaba cuando le recordaban aquella anotación que lo inmortalizó en el fútbol. 'Mira como me pongo', me señaló estirando los brazos. Ahora que cerró sus ojos al mundo, publicamos algunos apartes de aquel diálogo en el que se refirió a su gesta y a otros temas futbolísticos.