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No hubo fiesta. La Vinotinto perdió este domingo ante Inglaterra la final del Mundial de fútbol Sub-20, 1-0, pero el orgullo de los venezolanos por la inolvidable actuación de los muchachos de Rafael Dudamel venció por goleada a la tristeza de la derrota.

'Me siento orgulloso de estos chamos por el esfuerzo que han hecho. Con todo lo que estamos viviendo en Venezuela, necesitábamos alegrías extraordinarias y ellos nos las han dado', dijo a la AFP Enrique Olmedo, aficionado de 35 años que vio el partido en un bar del oeste de Caracas que se convirtió, por 90 minutos, en un pequeño estadio.

'Hay momentos de amargura y momentos de felicidad. Ellos nos dieron felicidad cuando más falta nos hacía', expresó Raúl Garcés, de 33 años.

La campaña mundialista de Venezuela coincidió con días de alta tensión política, entre protestas contra el presidente Nicolás Maduro que han derivado en violentos disturbios, con 66 muertos y más de un millar de heridos.

Pero, más allá de la situación, diversos establecimientos comerciales se entregaron al fútbol en Caracas y otras ciudades como Maracay (centro), Mérida (oeste), Maracaibo (noroeste) o Porlamar (norte), con pantallas gigantes para seguir el encuentro.

Muchos hinchas, como Enrique y Raúl, vestían camisetas vinotinto frente a los enormes monitores.

Saltaron de emoción cuando Ronaldo Lucena estrelló un balón en el poste, ovacionaron cada parada del portero Wuilker Faríñez y sufrieron con el gol del inglés Dominic Calvert-Lewin y, luego, con el penal errado por Adalberto Peñaranda.

'Estuvimos cerca', se lamentó Enrique.