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La cuestión divide al mundo del atletismo: las deportistas que producen un exceso de testosterona, como Caster Semenya o Dutee Chand, ¿tienen una ventaja respecto al resto? Un estudio publicado ayer por encargo de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) responde afirmativamente a la pregunta.

El Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) suspendió en 2015 la normativa por la que la IAAF obligaba a estas mujeres a seguir tratamientos para tener derecho a participar en las competiciones.

Este estudio 'forma parte de las pruebas que reúne la IAAF para presentar delante del TAS', señala la instancia internacional del atletismo en un comunicado.

La más alta instancia de la justicia deportiva había concedido a la IAAF hasta el 27 de julio de plazo para demostrar empíricamente que las atletas que segregan de forma natural la testosterona, una hormona masculina, disponen de una ventaja adicional.

Publicada por la revista médica British Journal of Sports Medicine, el estudio lo firman Stéphane Bermon y Pierre-Yves Garnier. Este último, director del departamento de ciencia y salud de la IAAF, recuperó su puesto luego de ser suspendido tres meses por el escándalo de dopaje en el atletismo ruso.

'Humillada'

El estudio está cofinanciado por la IAAF y la Agencia Mundial Antodopaje (AMA), y asegura que los altos niveles de testosterona producidos de forma natural por ciertas atletas les reporta 'una ventaja significativa' en determinadas pruebas.

Esos casos no abundan, pero sí tienen relevancia mediática. El más emblemático es el de la sudafricana Caster Semenya, campeona olímpica de los 800 en los Juegos de Río.

En 2009, antes de la final de los Mundiales, la IAAF informó que investigaría sobre su género sexual por su apariencia masculina.

Suspendida en primer término, Semenya fue obligada a tomar medicamentos para reducir su tasa de testosterona en virtud del reglamento de la IAAF.

Ese mismo reglamento fue suspendido dos años atrás por el TAS, al que acudió otra atleta con la misma problemática, la india Dutee Chand.

Ahora resta saber si el nuevo estudio hará cambiar de opinión a la instancia jurídica.