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Éider Arévalo jamás habría imaginado que un día sería campeón del mundo en atletismo. Y menos por partida cuádruple, ya que además del título de 20 km logrado en Londres, había ganado antes tres veces el título planetario juvenil en 10 km.

Arévalo soñaba cuando era un niño, en Pitalito, en Huila, con lo que sueñan la mayoría de los niños colombianos, con ser futbolista.

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Pero un día, cuando Éider tenía once años, en su colegio buscaban a un representante para pruebas de atletismo, y sus compañeros lo señalaron a él, ya que les ganaba a todos en el recreo en carreras ocasionales.

Al ver que no era muy bueno en el fútbol decidió decantarse por el atletismo.

Primero se probó en velocidad, pero no era muy rápido, después en saltos, y tampoco destacaba.

Su periplo siguió en lanzamientos y tampoco. Casi por eliminación acabó en la marcha. Y ahí empezaron a surgir los resultados con triunfos en Copas del Mundo juveniles como Chihuahua, Saransk y Barcelona entre 2010 y 2012. 'Mi madre es mi inspiración... gracias por la canción Seguidor de sueños dorados', escribió Éider Arévalo el pasado 30 de junio en Facebook.