Compartir:

Minuto 88 del partido y las tribunas del Nacional de Lima se calentaba de júbilo como un volcán en ebullición. La afición local palpitaba su paso al repechaje y una lava de alegría bajaba de la afición.

Paolo Guerrero, el referente de ataque de los peruanos, gritaba al banco de su selección. '¿Cómo vamos? ¿Estamos clasificados?'.

Las preguntabas no eran escuchadas en el banco de su selección, y decidió acercarse a la línea técnica de los entrenadores. Nolberto Solano, asistente de Gareca, lo atendió y le habló al oído. Recibió una orden y después de aprobar la indicación, dio tres pasos y buscó al mediocampista colombiano Carlos Sánchez.

Le gritó y sus ademanes, con los brazos abiertos como pidiendo calmar el juego, fueron más que las palabras. ¿Fue el anuncio de una tregua para bajar la intensidad al juego?

El empate convenía a las dos selecciones. A 60 segundos del final los defensores peruanos se pasaron el balón en su campo de izquierda a derecha. Nadie arriesgó. Y así se consumó 1-1 que entregó a Colombia el tiquete al Mundial y dio a los incas jugar la repesca. NRM