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Mientras en las canchas de squash de la Villa Bolivariana se compite ante la mirada de muchos sentados en las graderías llevados más por la novedad que por una afición, Luis Eduardo y Josué Polo, samarios como el morro de la bahía, asumen silenciosamente un papel protagónico.

Profesor de tenis y mesero, respectivamente, son quizás los que más relación tienen con los participantes internacionales, puesto que son los encargados de tejer y tensar las cuerdas de las raquetas que por efectos del uso se debilitan y se revientan. Su trabajo es tan importante en el squash como para el automovilismo lo es el mecánico.

Se les conocen como ‘encordadores’, tarea que Luis Eduardo aprendió de su amigo paisa, Alberto Rosas (ya fallecido) cuando juntos manejaban una escuela de tenis. Josué, que es mesero de un hotel en El Rodadero, aprendió de su hermano.

'Es una gran responsabilidad la que tenemos, pues debemos ceñirnos a los que los deportistas quieren', comentaron.

El promedio de raquetas que perfeccionan por jornada está entre las 10 y 14, tomándose para cada una 25 a 30 minutos. Luis Eduardo confiesa que otros encordadores lo hacen en un menor tiempo, pero por la experiencia.

'Yo suelo tensar raquetas de tenis en Santa Marta, pero en un promedio de 4 al mes, por eso tengo que ponerme las pilas para coger más cancha', anotó.