Estaba decidido a colgar los guantes. Ningún golpe que le había propinado un rival le había dolido tanto como la decisión que escuchó aquel miércoles 17 de agosto de 2016. Ceiber Ávila acababa de perder ante el ruso Misha Aloian en la fase de cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
'El trabajo que se hizo sobre el ring fue muy superior al ruso. En el primer round no tanto, pero en el segundo y tercero tuve más claridad', dijo Ávila en su momento.
Ávila regresó a Colombia decidido a no volver a subirse a un cuadrilátero, pero el amor que el pueblo colombiano le profesaba cada vez que lo veía y el apoyo de su familia fueron suficientes para seguir dando la pelea.
'El combate contra el ruso en los Olímpicos fue el golpe más duro en mi carrera, eso me ha dolido mucho. Gracias a Colombia que me dio fuerzas y me ayudó a levantar los ánimos para seguir luchando. Cuando perdí con el ruso, desde que me bajé del ring dije que no valía la pena seguir luchando', sostuvo el boxeador antioqueño el pasado viernes tras obtener la medalla de oro en los Juegos Bolivarianos de Santa Marta 2017.
El coliseo de Gaira vibró con los puños de Ávila, quien no le dio chance al ecuatoriano Jean Caicedo y lo venció por decisión unánime. La nueva presea de oro le da fuerzas al Céiber para no rendirse y seguir buscando eso que le arrebataron en Brasil. 'Este es un premio muy valioso, era mi objetivo. Este es mi tercer oro en tres juegos Bolivarianos, ese era mi anhelo ser campeón. Ahora los Olímpicos de Tokio es el gran reto', agregó el colombiano.