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Una vida llena de obstáculos, pero que siempre culmina con los brazos arriba. Dentro y fuera de la pista, la atleta Julieth Caballero ha logrado, así como en los 400 metros vallas, su especialidad, imponerse a las adversidades. Hace tres años una infección pulmonar puso en la cuerda floja su carrera y la obligó a cesar. Con medicamentos y a expensas de la actividad física regresó. Su éxito, alcanzado con unas zapatillas prestadas porque las suyas ya no están aptas para pulverizar cronómetros, se resume en una presea de oro entre las 213 que logró Colombia para llevarse, por segunda vez y al hilo, el título en los recientes Juegos Bolivarianos.

Un nuevo comienzo

Hace 23 años, Julieth abrió por primera vez sus ojos en Currulao, Antioquia. Sus dotes como atleta no salieron a flote en la pista sino en las canchas de microfútbol. 'Yo jugué futbol y debido a que era rápida en la cancha un profesor (James Ochoa, q.e.p.d) me llevó a Turbo y me fue bien en las competencias. Luego, en 2011, me trasladé a Medellín, donde me hicieron pruebas físicas y me llevaron a la Villa Deportiva'.

Tres años después la noticia de su enfermedad vapuleó sus sueños y postergaba la ascendente carrera de la hoy deportista apoyada por Indeportes. Regresar junto a sus padres, Delgis Caballero Galván y Paola Marzola Oviedo, residentes en Barranquilla, era casi que una necesidad.

'Mi padre nació en San Pelayo, pero reside en Barranquilla, y mi madre hace cuatro años se vino para acá. Yo caí en una profunda tristeza porque todos los días tenía que tomar pastillas e inyectarme producto de la bacteria que afectó mis pulmones. No podía salir a la calle y nadie lo cuida a uno mejor que la mamá', recuerda con profunda tristeza.

A mediados del año 2016 y teniendo al entrenador Aymer Castillo, Julieth retorna al atletismo. 'Yo no esperaba volver. Tenía el ánimo por el suelo, pero gracias a Aymer trabajamos fuertemente'.

Su marcas y la exigencia aplicada le garantizaron un lugar en la Selección Atlántico. Este año, aparte del oro en la prueba de 400 metros vallas y la presea de plata en el relevo 4x400 en los Bolivarianos, logró el segundo lugar en el Nacional de Mayores, una segunda casilla en México con el equipo de relevos y quedó campeona en el Nacional Interclubes que se desarrolló en Cali, triunfo que le garantizó su lugar en Santa Marta.

Atlántico le dio lo que Antioquia le negó: apoyo. 'En Antioquia me decían que no me preocupara, que terminara mi tratamiento y ellos me ayudarían, pero eso fue una mentira. Los primeros tres meses recibí ayuda y luego me abandonaron. Tuve que pasar muchas cosas y acá recibí manos amigas. Decidí quedarme y empezar de cero'.

Entrena todos los días en el estadio Metropolitano. A veces a doble jornada, dependiendo de cómo estén sus clases en la Universidad del Atlántico, institución donde realiza sus estudios de Licenciatura Física (segundo semestre).

Recibimiento grande

En su barrio, Villa del Rey, en Soledad, Julieth recibió la cálida bienvenida de sus familiares y vecinos. 'Me recibieron con una torta y con un cartel que decía ‘Campeona’. También me hicieron una fiesta, pero no se pudo terminar porque se fue la luz y vino hoy (ayer) a las tres de la mañana (risas)'.

El objetivo, a largo plazo, son los Olímpicos de Tokio-2020, pero antes, en su calendario, se destacan los Suramericanos, el Iberoamericano de Atletismo y le apunta a los Centroamericanos y del Caribe. En todos espera seguir en el podio, pero ojalá con la ayuda suficiente para comprar unas zapatillas y no competir con unas prestadas.

'Esperaba el apoyo para comprar mis tenis porque no tengo. Tuve que ir con unos prestados, pero Dios estuvo conmigo y las cosas salieron bien'.