No son el frente Rojiblanco Sur ni mucho menos la banda de los Kuervos, son un grupo de madres de familia que a diario se levantan con la mentalidad de dejar todo ordenando en casa para poder acompañar a los niños a cada partido que juegan en el torneo Caribe Champions.
Mientras los muchachos se levantan, las mamás empiezan a alistar los guayos y a meter en la maleta los útiles necesarios para llevar al partido.
Antes de salir del Barrio La Arboleda, donde residen, empieza el primer dilema. 'Ahora cómo nos vamos para allá, eso está muy lejos', contó Ana Romero, una de las madres de familia.
De repente una de ellas se comunica y en grupo, en un bus, se desplazan al Polideportivo de la Universidad Autónoma de Caribe para ver a su equipo, Solidwood Jamar Barranquilla.
Al mejor estilo de las salidas de Junior en los partidos destacados en el Metropolitano, las ‘barristas Solidwood’ empiezan a saltar y gritar de manera efusiva a los niños: '¡Vamos muchachos! ¡Muchachos’! ¡Vamos Muchachos!'.
Suena el pitazo del juez y comenzó el juego. Sin importar el sol inclemente en el ‘Poli’, sus gargantas no descansan y siguen alentando a sus chicos. Minutos después, el equipo anota el primer gol y todo fue una locura, hasta el punto que todas las madres ingresaron al campo de juego a abrazar a sus ‘pupilos’.
'Somos unas apasionadas a esto, nos gusta que los niños tengan un momento de diversión. Cuando hacen un gol, nos volvemos locas gritando', explicó en el momento del gol una de las madres de los niños.
Se termina el partido y todas las mamás salen corriendo a abrazar a sus retoños luego de obtener la victoria 1-0 ante Las Américas y la posibilidad de estar en la siguiente fase del Torneo.