No fue la mejor presentación de Colombia, a pesar de ser amplio dominador del compromiso. La ‘Amarilla’ no tuvo la claridad ni la suerte suficiente para vulnerar el pórtico australiano, en el amistoso disputado este martes, en Londres, como preparación al Mundial de Rusia 2018.
Los dirigidos por José Pékerman quedaron en deuda con el gol, especialmente el cordobés Miguel Borja, que se dejó llevar por las ganas de anotar y terminó con el arco cerrado, estrellando hasta dos disparos en los palos y errando un penal sobre el final del compromiso. Jornada para el olvido.
En la primera parte, Colombia dio muchas más muestras de buen fútbol que los australianos. Un fútbol eléctrico animó los primeros compases del compromiso.
El equipo dirigido por argentino José Pékerman volvió a descargar el peso de las ideas en su estelar volante James Rodríguez. Y no decepcionó. El jugador del Bayern Múnich repartió tres balones de riesgo por derecha, incluso desperdició a los 34 minutos una de las oportunidades más claras de abrir el marcador.
Esta vez Colombia, que venía de un espectacular remontada frente a Francia en el amistoso que terminó ganando 3-2, no cedió la pelota, controló a placer y abrió el juego por las bandas, buscando siempre a su goleador Falcao García.
El dominio colombiano apenas dejó ver la recuperación de la selección australiana, que llegó a Londres todavía lastimada por la derrota 4-2 ante Noruega en el estreno del técnico holandés Bert van Marwijk.
En la etapa complementaria Colombia fue más agresiva, pero siguió sin contar con suerte de cara al arco. Lo intentó con James, con Borja, con Bacca. De chilena, por la vía aérea —la principal arma utilizada—, con centros por los costados, con remates de pelota quieta y nada, no hubo poder humano que pudiera vulnerar el arco australiano.
Incluso sobre el final Borja tuvo el gol del triunfo en sus pies, pero si no se atraviesa el palo, era el arquero Jones quien evitaba el grito de gol, como lo hizo con su espectacular atajada para evitar el tanto desde el punto penal. Empate sin sabor.