El malaganero Alfonso Pérez Torres, con 23 años para la época, había salido a trotar a eso de las 5:30 de la tarde del 4 de septiembre en el Villa Olímpica que albergó a los miles de atletas que asistieron a los Juegos Olímpicos de Verano de Múnich en 1972, cuando él y sus acompañantes, encabezados por el entrenador Orlando Pineda, el púgil Clemente Rojas, Calixto Pérez y Bonifacio Ávila, notaron muy extraño que un grupo de cinco aparentes atletas, uniformados, decidieron entrar a la villa volándose un vallado que separaba el recinto de los deportistas del mundo exterior.
Diez horas después, el dirigente deportivo Alfonso Múnera Cabas le agarraba fuerte la cabeza a Pérez para que la bajara y evitara que fuera impactado por una de las balas de los fedayines del grupo terrorista ‘Septiembre Negro’ que justo al frente del edificio de habitaciones suyos iniciaba a eso de las 4:42 de la madrugada del 5 de septiembre, aproximadamente, la toma de rehenes de once miembros del equipo olímpico israelí.
Hoy, a sus 69 años, en la sala de su casa en el barrio El Carmelo de Cartagena, ‘el Olímpico’ Pérez recuerda cómo este y otros episodios derivados del acto terrorista afectaron su rendimiento de cara a las finales de la categoría del peso ligero del boxeo olímpico hace casi 46 años cuando se convirtió en la primera medalla a este nivel para un púgil en la historia colombiana.