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Con el ánimo por las nubes, pero con los pies en el cimiento. Tayron Guerrero, el serpentinero que se ganó un lugar en el bullpen de los Marlins de Miami, dialogó con EL HERALDO mientras departía en una cena con su nueva novena.

El 17 de mayo de 2016 debutó con los Padres de San Diego en la Gran Carpa. Casi dos años después retorna al béisbol organizado. Guerrero, que nació en una isla –Bocachica– donde el único medio de transporte es la lancha, fue tentado por el baloncesto gracias a sus dos metros de estatura. Al final, engancharse en la cesta no era lo suyo.