Compartir:

Calles repletas de coches tocando el claxon, banderas por toda la ciudad, aficionados eufóricos y un presidente bañándose en la fuente de la Piazza del Popolo: Roma vivió una noche loca luego del éxito del equipo que luce su nombre, que remontó el martes ante el Barça en cuartos de la 'Champions'.

La Roma no alcanzaba las semifinales de la más prestigiosa competición europea desde 1984, cuando disputó y perdió en casa la final de la extinta Copa de Europa ante el Liverpool, uno de sus posibles rivales en semifinales.

Muchos de los 'tifosi' que acudieron a festejar la clasificación al centro de entrenamiento del club, en Trigoria, a cerca de 30 kilómetros del estadio Olímpico, o los presentes en los barrios populares de Garbatella y Testaccio, dos de los bastiones históricos de la Roma, ni siquiera habían nacido en aquel entonces.

El presidente estadounidense del club, James Pallotta, se dio un chapuzón en la fuente de la Piazza del Popolo, algo que está prohibido, aunque la policía miró el martes para otro lado.

La locura se había desatado ya en el estadio, con los propios periodistas abrazándose entusiasmados, y con Manolas, autor del gol definitivo, en lágrimas con el torso desnudo.

'Un loco'

'Yo soy un loco', resumió el técnico Eusebio Di Francesco para explicar el 3-4-3 y la presión infernal que paralizaron al Barça.

Aunque su discurso posterior trató de rebajar la euforia. 'No debemos conformarnos', insistió como ya hiciera al clasificarse para cuartos.

Antiguo jugador 'giallorosso', Di Francesco sabe que la Roma es un club que no suele ganar (tres 'Scudettos' en casi 100 años de vida).

'Debemos mirar a Kiev (sede de la final). ¿Por qué no creer en algo aún más grande después de un partido así?', afirmó.

La Roma, cuarto en la Serie A, tiene pérdidas económicas millonarias cada año, sufre sanciones por el fair-play económico, y en cada 'mercato' se ve obligada a vender a sus estrellas, como Rüdiger o Salah,

'Una broma'

Con esos datos, y con el hecho de tener que remontar tres goles, pocos confiaban en el éxito de la Roma.

'Me lo dijeron al acabar el partido, pero realmente pensé que era una broma', reconoció el técnico del Liverpool Jurgen Klopp. 'No es que no respete a la Roma, todo lo contrario. Perdieron a Salah y están en semifinales', añadió el alemán.

El éxito no compensará la no clasificación de Italia para el Mundial, pero de alguna manera alivia al fútbol italiano, y devuelven crédito al entrenador de la Roma y a varios de sus jugadores.

Es el caso de Dzeko, que estuvo cerca de irse en el mercado invernal al Chelsea. O del capitán De Rossi, y de Manolas, un titán infranqueable en defensa y autor del histórico gol definitivo. 

'Unos extraterrestes, todos de 10', resumió el periódico Corriere dello Sport, que dio la nota máxima a todos los jugadores de la Roma.

'Imperiales', 'Romantada', titulaban este miércoles otros periódicos italianos. La noche romana tardará en ser olvidada.