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Los Juegos Sudamericanos Odesur-2018 que se inaugurarán el próximo sábado en Cochabamba, Bolivia, están en el ojo de la tormenta: hay retraso de obras, sospechas de incompetencia, venalidad, y quejas contra el gobierno por desatención a atletas nacionales.

Con la mayoría de las delegaciones de las 14 naciones sudamericanas en la sede de los Juegos, el presidente boliviano, Evo Morales, admitió el martes que las obras de algunos escenarios deportivos sufren retrasos. Un campo de hockey, una pista atlética y una cancha de fútbol muestran demora.

Morales confía en que estas obras estarán listas al filo de la inauguración de los Juegos. 'No es mucho problema', comentó.

El ministro de Deportes, Tito Montaño, abrió fuego esta semana al afirmar que, de los 620 atletas bolivianos seleccionados, 'muchos de ellos no son competitivos', en respuesta a quejas de desatención. 

En un resumen de largas quejas de los deportistas, el tirador Rudolf Knijnenburg, afirmó que 'el equipo Bolivia no ha tenido una preparación adecuada, no ha habido planificación en el ciclo de cuatro años'.

Montaño, un antiguo jugador de fútbol, recogió el guante, y disparó manifestando que algunos atletas bolivianos 'no son competitivos como para poder ofrecer una posibilidad de competencia en este evento'.