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Han sido seis meses de oro y bronce para la pelota caliente colombiana. De acabar una sequía sin título a nivel bolivariano de 44 años en Santa Marta 2017 a otra de 72 años sin subirse al podio centroamericano en Barranquilla 2018 con el bronce obtenido.

La búsqueda y crecimiento de nuevas caras en la dirigencia de los equipos como el cartagenero Jair Fernández, conductor de la novena tricolor en Bolivarianos, y la del barranquillero José Mosquera en estos Centroamericanos.

La imagen del béisbol nacional a nivel internacional va creciendo. Los resultados avalan el pulso que le están aplicando los directivos en cabeza de Jimmy Char y su equipo en la Federación Colombiana de Béisbol.

Desde el 2015 a la fecha los resultados confirman que nuestro béisbol va por muy buen camino: el título suramericano en Cuiabá (Brasil) bajo el mando de Néder Horta; la clasificación por primera vez al Clásico Mundial de Béisbol en el Rod Carew de Ciudad de Panamá con la dirección de Luis Felipe ‘Pipe’ Urueta el 20 de marzo de 2016.

Haber regresado a la arena internacional del máximo nivel con el Clásico Mundial de Béisbol en su fase de grupos en Miami y unos días soñados para los fanáticos de este deporte en nuestro país, jugando de tú a tú contra Estados Unidos y República Dominicana y derrotar a Canadá para asegurarse presencia en el Clásico Mundial de 2021. Y las mencionadas medallas a nivel de dos eventos del Ciclo Olímpico.

¿Qué dejó el torneo centroamericano y caribeño?

Colombia tuvo siete partidos quedando con saldo de cuatro victorias y tres derrotas, lo que le sirvió para colgarse el bronce, que si bien fue histórico, no dejó el mejor sabor de boca entre los peloteros y el equipo de dirección que buscaron salvar el honor de ser el equipo local.

Sus números en las fases principales del juego fueron: su bateo tuvo un promedio colectivo de .216, siendo el penúltimo de todos en el departamento ofensivo del campeonato. Contabilizó 218 turnos al bate con 47 impactos. Fue la novena con más cuadrangulares del torneo con cuatro, se dieron nueve. Venezuela y México fueron los únicos equipos que no la sacaron de un parque que favorece a los lanzadores y estimula el juego pequeño.

El picheo tricolor fue un poco más regular que el bateo. Como equipo tuvo efectividad de 2.90, el quinto mejor entre los ocho equipos, mejor que República Dominicana (3.54), México (3.98) y Nicaragua (4.21).

Randy Consuegra fue sin lugar a dudas un pelotero que dio el extra, asumiendo la responsabilidad de medirse a la histórica cuba con apenas dos días de descanso. Respondió con creces conduciendo a la novena nacional en la victoria ante Nicaragua. Le dio profundidad al equipo en el duelo clave contra Puerto Rico, cubriendo 6 y 1/3, dejando el partido ganado y pasándole la bola al cuerpo de relevos.

Ronald Ramírez hizo el trabajo. Lanzó 9 y 1/3 de entradas en dos partidos frente a México y R. Dominicana permitiendo solo dos carreras, dejando al equipo en ventaja en ambos choques. Gran trabajo. El relevo salvó dos partidos con Horacio Acosta y Ernesto Frieri y perdió otro con este último quien debió llevar su brazo hasta el cansancio frente a los dominicanos permitiendo dos carreras.

La defensa unas de cal y otras de arena. Un patrullero central como el colombo venezolano Efraín Contreras que aportó seguridad al máximo en la zona, pero un cuadro interior que dejó entrever las costuras con un par de doble robos de bases ante los boricuas y algunos movimientos ejecutados que dejaron la sensación de carencia de automatismos que se requieren para la zona. Cometieron seis errores y ejecutaron 8 dobles matanzas. Fue la quinta del certamen.

La dirección técnica con Mosquera dejo muy buenas sensaciones. Pulso cuando debió dejar en el terreno a Consuegra una entrada más contra los nicaragüenses y la decisión de apelar al juego pequeño del toque cuando el equipo no estaba bateando, aunque una mala ejecución de un toque privó al equipo de poner el empate en posición anotadora ante Cuba en la baja del noveno.

El capataz barranquillero tiene que reforzar el equipo de cara al repechaje para los Panamericanos Lima 2019 teniendo en cuenta que le faltó manejo y experiencia en el cuadro interior y cuando las decisiones de los árbitros desconcentraron al bateo. Buscar sumarle más brazos a la rotación abridora y consistencia con el madero.

En el horizonte está este repechaje camino a Lima 2019 y el Mundial sub 23 que va organizar Barranquilla en octubre próximo.