Y el oro se quedó en casa. En un Romelio Martínez vestido de amarillo, la Selección Colombia sub-21 se coronó campeón del fútbol de los Juegos Centroamericanos y del Caribe al vencer anoche 2-1 a Venezuela en la final.
Fue un triunfo justo, merecido, sin discusión. La Amarilla fue más que su oponente durante los 90 minutos y eso se vio reflejado en el marcador desde bien temprano. Los dirigidos por Arturo Reyes, exasistente técnico del Junior, escriben así con letras doradas sus nombres en la historia de estas justas deportivas, donde Colombia no quedaba campeón desde el 2006.
En el Romelio se vivió un primer tiempo entretenido, con una Colombia que fue de más a menos, dominando los primeros 25 minutos con buen fútbol, pero cediendo el protagonismo en el último tramo de la etapa inicial.
En el Romelio Martínez se vio un partido dinámico, de ida y vuelta, con una selección tricolor agresiva, que salió a imponer condiciones ante su gente, que llenó el mítico escenario de la calle 72 y que no se cansó de alentar durante los 90 minutos.
El atacante del Junior, Luis Sandoval, avisó a los 10 minutos las intenciones de Colombia, con un remate al borde del área que pasó cerca del horizontal. Respiraba la vinotinto, pero no por mucho tiempo.
Un minuto más tarde, la Amarilla encontró la apertura del marcador, con una incursión de Hayen Palacios por sector derecho. El habilidoso delantero colombiano ingresó al área en velocidad y sacó un buscapié, que pegó en la humanidad del defensor venezonalo Jean Gutiérrez y se metió en propio puerta.
Con el 1-0 en el marcador, Colombia decidió no bajar la guardia. Por el contrario, apretó, presionando en campo rival, no dejando pensar a la vinotinto, que se veía incomoda, intranquila, ineficaz, bloqueada.
Los dirigidos por Arturo Reyes aprovecharon los minutos de aturdimiento del rival para darles el segundo golpe de la noche. Leonardo Castro sacó de la chistera un tiro libre violento, que le quemó las manos al arquero Joel Graterol, para volver a inflar la red venezolana (2-0).