El amor que Diego Maradona le profesa al fútbol lo lleva ahora a ser DT del mexicano Dorados, pero así como fue un genio con la pelota, no ha dado pie con bola en la dirección técnica.
El contraste entre la carrera del argentino como jugador y su trayectoria como entrenador es el día y la noche: luminosa la primera, sombría la segunda.
Vivió su apogeo con goles de antología, asistencias mágicas y copas levantadas a granel. Las experiencias de conducción fueron efímeras y pura frustración.
Una vez dijo con todas las letras cuál es su vocación profunda: 'Si me muero, quiero volver a nacer y ser futbolista para darle alegría a la gente'.
Pero a los 57 años sólo puede jugar como entretenimiento entre amigos. Lo define con su proverbial humor: 'Tengo menos piernas que una foto carnet, si quiero entrenar me desgarro hasta el hombro'.