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El sueño del extremo guajiro se hizo realidad. Luis Díaz se puso la camiseta de la Selección Colombia y pudo jugar con ella como anhelaba desde que era un pequeño en su natal Barrancas.

Cuando el reloj marcaba el minuto 78, el técnico samario Arturo Reyes, el mismo que le había dado la oportunidad de debutar en el Barranquilla FC y que estuvo cerca en su estreno con la camiseta de Junior, en su anterior rol de asistente técnico de Julio Comesaña, por fin se decidió a mandarlo al terreno de juego con la casaca amarilla puesta.

Díaz, con su espigada figura, una bolsa de agua en la mano rociándose el cabello, se acercó a la zona de traslado y esperó la salida de Juan Guillermo Cuadrado. El volante externo de Junior ingresó en lugar del antioqueño de cabello ensortijado que juega en la Juventus de Italia. Recibió el abrazo de Cuadrado y a jugar se dijo.

Su primera intervención ofensiva fue por su zona, por la izquierda, detuvo el balón, amagó con seguir y se la cedió a Sebastián Villa, quien quedó de frente al arco y definió con un remate a las nubes.

Nuevamente lo buscaron con un largo cambio de frente que amansó a la perfección a pesar del acoso del marcador derecho, que le dejó el camino libre al caerse. Díaz avanzó y al encarar la marca de dos hombres, intentó volver a ceder hacia el centro, donde una pierna albiceleste desvió por poco el pase.

En un par de jugadas en la agonía del juego, perdió el balón intentando conducirlo con su habilidad (en una le hicieron una falta y el árbitro no pitó). Sin embargo, por fortuna, no hubo consecuencias para lamentar.