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Cerca de un año después del catastrófico Italia-Suecia con la eliminación en el repechaje de acceso al Mundial de Rusia, y de la dimisión de su predecesor, Carlo Tavecchio, la Federación italiana encontró un nuevo presidente, Gabriele Gravina, que tiene por delante un arduo trabajo.

'Hay que saber soñar, hacer proyectos y creer. El fútbol no puede esperar más', declaró este hombre de 65 años que hasta ahora era presidente de la Lega Pro, instancia que organiza el campeonato de tercera división.

Si el fútbol italiano no puede esperar más es porque sus dirigentes le hicieron perder demasiado tiempo.

La ausencia de la 'Nazionale' en el Mundial sumió, en efecto, al fútbol de la península en una crisis de gobernanza. Y la dimisión del presidente de la federación Carlo Tavecchio poco después del repechaje de noviembre no mejoró la situación.

En enero, a pesar de cuatro votaciones, la FIGC no logró consenso para elegir un presidente entre los tres candidatos que se presentaron, uno de ellos Gravina, y pasó bajo tutela del Comité Olímpico italiano.

Este lunes Gravina era el único candidato en liza en los nuevos comicios, y logró un 97,20% de los apoyos en primera vuelta.

A lomos de los resultados de la Juventus de Turín, el fútbol italiano de clubes levanta cabeza y la reciente victoria de la 'Azzurra' ante Polonia demuestra que el trabajo del seleccionador Roberto Mancini comienza a dar sus frutos.

Pero fuera de los terrenos de juego la situación sigue siendo caótica, como demostraron los recientes retrasos en el inicio de la Serie B y la Serie C.

'Reto de la modernidad'

Desde noviembre, dirigentes de clubes, antiguos jugadores y responsables políticos alzaron la voz para indicar la senda a seguir.

Pero la única idea que tuvo aceptación fue la creación de equipos B, como se hace en Francia o en España, aunque sólo la Juventus dio el paso.

En su primer mandato, que será de sólo dos años, Gravina tiene varios retos ante sí. Ya propuso una reforma para el paso de 22 a 20 equipos en la Serie B y un paso al semiprofesionalismo en la Serie C, cuyos 60 equipos son en la actualidad profesionales.

El examen de la formación de los jóvenes, el desarrollo del fútbol en las escuelas y la reforma de la justicia deportiva son las otras urgencias, mientras que para el más alto nivel el objetivo de albergar la Eurocopa-2028 sigue en el aire.

Hace dos semanas, el presidente de la UEFA Aleksander Ceferin recordó que sin nuevos estadios, el fútbol italiano se expone 'a perder el desafío de la modernidad'.

Presente el lunes en Roma, el presidente de la FIFA Gianni Infantino recordó sus responsabilidades a los dirigentes italianos. 'Ustedes están aquí para cambiar las cosas (...). El fútbol debe resolver sus propios problemas, desde dentro'.