Luchadores de kung fu profesionales se pelean con toros en el este de China, en una forma tradicional de tauromaquia.
'Pasé realmente miedo, se trataba de un toro', recuerda Li Zhen, de 21 años, evocando la primera vez en que se confrontó con este animal en la arena.
Los luchadores ponen en riesgo sus vidas en estas peleas, en las que se les puede romper una pierna a causa del peso del animal o quedar heridos de gravedad con una cornada.
Li Zhen, sin embargo, superó sus temores iniciales y ahora forma parte de un grupo de atletas que practican esta disciplina taurina en el Centro de artes marciales de Haihua, situado en Jiaxing, a unos 100 kilómetros al este de Shanghái.
Este deporte tradicional de la etnia musulmana Hui generó una gran indignación entre los militantes animalistas en China, que lo consideran un acto de crueldad hacia los toros.
'Nuestra tauromaquia no hace que el animal sangre ni es cruel', a diferencia de las corridas de toros en España en las que los animales son sacrificados, asegura Han Haihua, de 65 años, responsable del Centro de artes marciales de Haihua.