* Por Salomón Asmar Soto
Desde hace unos años huele a relevo en el tenis. No ha sido fácil ni veloz, pero se ha ido gestando con firmeza. Los más grandes siguen pisando fuerte como elefantes y la veteranía pareciera ser el recurso más importante a la hora de ganar títulos. En el 2018 la historia ha sido diferente. Algunas estrellas jóvenes se acercan peligrosamente.
La victoria de Karen Khachanov el domingo sobre Novak Djokovic, en la final del Masters 1.000 de París, abrió las puertas del tártaro a un nuevo titán. El joven ruso de 22 años no le tuvo miedo a ninguno de los cuatro jugadores del top 10 que enfrentó. Isner, Thiem, Zverev y Djokovic cayeron ante la potencia de sus golpes.
Incluso Zverev, de 21 calendarios, el único contemporáneo de Khachanov en conseguir títulos de Masters 1.000, no tuvo respuestas ante el ruso que se mostró implacable, lleno de gallardía y entereza.
Junto a él, varios jóvenes talentos han ido floreciendo y sacando las espinas en el circuito. El alemán Alexander Zverev, los rusos Daniil Medvedev y Andréi Rublev, Borna Coric, de Croacia, Stefanos Tsitsipas, de Grecia, Hyeon Chung, de Corea del Sur y Denis Shapovalov, de Canadá, son las estrellas que deslumbraron en la última temporada.