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Cinco universidades de Estados Unidos le ofrecieron becas a José Bendeck. A los 16 años de edad, inmediatamente después de graduarse de bachiller en el Colegio Sagrado Corazón en 2006, cuando ocupaba los primeros lugares del escalafón nacional de su categoría, el tenista barranquillero comenzó a recibir propuestas de las instituciones de educación superior del país del norte, que deseaban contar con él por sus buenas condiciones técnicas y sus destacados resultados.

Había llamadas de día, de tarde y de noche; mensajes al correo electrónico y al teléfono. Bendeck, que procuraba convertirse en una raqueta profesional (hoy en día lo es), ignoraba las invitaciones tratando de enfocarse única y exclusivamente en el tenis, un deporte que exige permanente fogueo y competencias internacionales para desarrollar un mejor desempeño, y que a nivel universitario no es una cantera directa hacia el profesionalismo como es el caso del baloncesto o el fútbol americano en territorio estadounidense.

Por eso optó por mantenerse en Colombia luchando por su sueño deportivo. Sin embargo, las dificultades para conseguir patrocinio y las ganas de contar con una formación académica para tener otra opción en la vida aparte del tenis, lo hicieron aceptar una de las proposiciones del norte del continente. Cuatro años después de salir del colegio, en septiembre de 2010, se fue a estudiar mercadeo, inicialmente, en la Universidad de Idaho, que le otorgaba todo los estudios.

'En los primeros dos años me cubrían gastos de universidad, libros, seguros, todo lo del estudio. Hospedaje y comidas corrían por mi cuenta. Posteriormente me subieron la beca y me daban un cheque mensual para pagar la vivienda y la comida. Me cubría el 100%', explica Bendeck.

Aparte de lo anterior, el tenista contaba con escenarios adecuados y recibía cada año una amplia dotación de implementación deportiva de la marca Nike, que era el sponsor oficial del equipo de la Universidad de Idaho, y contaba con preparador físico, médico, fisioterapeuta y sicólogo, todo un equipo interdisciplinario a su disposición. Tenía hasta una persona que se encargaba de encordar las raquetas. En otras universidades en USA las ventajas son superiores y los chicos de la actividad muscular disfrutan de un restaurante exclusivo para ellos.

'Nos daban un paquete grande con siete u ocho pantalonetas, camisetas por montón, unas 20, zapatos, una sudadera deportiva y otra para el frío. No daban raquetas, pero daban toda la cuerda para renovarlas. Me gastaba por semestre unos cuatro o cinco pares de zapatos. Uno llevaba los viejos a una oficina y ahí le entregaban unos nuevos. A veces decían que los viejos todavía aguantaban uso y te pedían que los mantuvieras, pero de todas formas te daban los nuevos', cuenta Bendeck, que finalmente, después de solo un semestre de mercadeo, se cambió de carrera y se terminó graduando como publicista en diciembre de 2014.