Los periodistas que han explotado los millones de documentos de los 'Football Leaks' le llaman John: detrás de este nombre falso se esconde el pirata informático Rui Pinto, un portugués de 30 años en Hungría que ha sacado a la luz muchos secretos del negocio del fútbol.
Pero este filtrador, que salió de su silencio el pasado viernes con una entrevista concedida a varios medios del consorcio de investigación 'Football Leaks', también está acusado por la justicia portuguesa de chantajista, que reclama su extradición.
Este hombre de aspecto juvenil, de escasa estatura y de cabello castaño erizado, descrito por sus allegados como 'sociable y jovial', lleva instalado en Budapest desde enero de 2015, según información obtenida por la AFP a través de la fundación estadounidense de ayuda a los denunciantes The Signals Network.
Nueve meses más tarde, este hincha del Oporto y de Cristiano Ronaldo creó la web 'Football Leaks'. Un proyecto que tenía como objetivo desenmascarar 'a los principales protagonistas de esta industria del fútbol deshonesta', explicó en su primera entrevista a cara descubierta.
Los primeros documentos confidenciales publicados directamente en su web fueron contratos de jugadores y entrenadores pertenecientes al Sporting de Lisboa y al fondo de inversión Doyen, con sede en Malta, cuyas prácticas en la gestión de la carrera de los deportistas son polémicas.
Fue por estas revelaciones que Rui Pinto fue detenido, a demanda de las autoridades portuguesas, el pasado 16 de enero en Budapest, acusado de robo de documentación y de intento de extorsión.
Autodidacta y anticuario
A partir de 2016, confió millones de documentos a un consorcio de medios europeos que revelaron los mecanismos de evasión fiscal, sospechas de fraude y de corrupción que pusieron en la diana a varias estrellas del balón y a importantes dirigentes de clubes.
El portugués, que llegó a Budapest como estudiante del programa Erasmus para cursar estudios de Historia que no ha acabado, se quedó en Hungría al considerar que su país no le ofrecía 'la menor perspectiva como consecuencia de la crisis económica'.
Instalado en Hungría, Rui Pinto se gana la vida ayudando a su padre, un creador de calzado jubilado, en el comercio de antigüedades.
Originario de Vila Nova de Gaia, en el extrarradio de Oporto, Rui Pinto no tiene formación avanzada en informática. Es un autodidacta que habría cometido su primer pirateo a los 23 años, robando 300.000 euros a un banco con sede en las Islas Caimán, según las informaciones publicadas por la prensa portuguesa.
En la entrevista del viernes, Rui Pinto negó este robo al Caledonia Bank, pero aseguró conservar documentación que 'demuestra cómo las Islas Caimán han sido utilizadas a gran escala para practicar el blanqueo de dinero y la evasión fiscal'.
Denunciante o chantajista
'John' también está acusado de haber querido chantajear al grupo Doyen.
Según un intercambio de correos electrónicos publicados por la prensa británica en enero de 2016, el jefe de Doyen, el portugués Nélio Lucas, fue contactado en 2015 por un supuesto Artem Lobuzov que le reclamó 'entre 500.000 y un millón de euros'.
Cuando Nélio Lucas acudió a la cita con su chantajista en una gasolinera a las afueras de Lisboa, el empresario se encontró frente a un abogado de Rui Pinto.
El 'hacker' admite haber contactado con el fondo de inversión pero, según él, 'únicamente para tener la confirmación de que habían actuado mal' y 'saber cuánto estaban dispuestos a pagar' por evitar la publicación de nuevos documentos.
Tras su detención en Hungría, sus abogados lo han presentado como 'un gran denunciante europeo' y 'un amante del fútbol harto de las prácticas de las que ha ido teniendo conocimiento progresivamente'.
El joven, que lucha por evitar su extradición, acusa a las autoridades portuguesas de querer silenciarlo e impedir que siga colaborando con las investigaciones que se llevan a cabo en Francia, Suiza o Bélgica tras las revelaciones de 'Football Leaks'.