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Brasil firmó un decepcionante empate 1-1 ante Panamá este sábado en el estadio do Dragao de Oporto, del que la Canarinha salió llena de dudas a menos de tres meses para recibir una Copa América a la que la anfitriona llegará bajo una fuerte presión.

Sin Neymar -todavía recuperándose de su lesión en el pie, pero presente en la grada, Brasil se estrelló contra el muro que Dely Valdés había diseñado en su regreso al banco de los 'canaleros'. Solo el joven centrocampista del Milan Lucas Paquetá consiguió romperlo en el 31, antes de que Adolfo Machado igualara el marcador cuatro minutos después.

Los brasileños, que reclamaron posición adelantada del zaguero, aumentaron su producción en la segunda parte pero no fue suficiente para superar a los centroamericanos, que se van de Oporto con el primer tanto de su historia ante la pentacampeona del mundo.

La Seleçao, que inaugurará su Copa América midiéndose a Bolivia el 14 de junio en Sao Paulo, viajará ahora a Praga para enfrentarse el martes a República Checa en el último amistoso antes de que Tite divulgue su lista de convocados para el torneo.

Sorpresa

Poco tenían en común Brasil y Panamá antes del partido. Solo cuatro enfrentamientos en el pasado, con pleno de cómodas victorias para la pentacampeona del mundo, y el sufrimiento ante Bélgica en el último Mundial.

Los 'diablos rojos' doblegaron a los canaleros en su histórico estreno en una Copa y fueron también los verdugos de una Canarinha que iba a por todas y acabó yéndose herida en cuartos.

Pero eso ya es pasado para una Seleçao que desde entonces había ganado los seis amistosos rumbo a un exigente Copa América donde solo le vale el trofeo.

Con un plantel rejuvenecido y Casemiro de capitán, Brasil salió dominando ante un rival que desde el minuto uno le entró el balón sin complejos. Consciente de que se enfrentaba a la tercera mejor selección del ranking Fifa -y de que la suya es la 76º-, el plan de Dely Valdés estaba claro: fijar una muralla para contenerle el genio a Brasil, y aprovechar lo que sobrara.

Pero para esta Canarinha sin Neymar, y con un Coutinho en horas bajas, aquello era un regalo envenenado. Mucho balón para pocas ideas en un ataque donde apenas aparecía Firmino, y donde Richarlison, artillero junto a Neymar de esta nueva etapa, parecía haber perdido la chispa arrolladora de su estreno.

Contenidos por una Panamá con cada vez menos motivos para salir del área, las ocasiones tendrían que venir de fuera y desde allí se puso Arthur a agitar el juego para darle los mejores minutos a una Seleçao que solo respiraría a la media hora, cuando Paquetá le ganó la espalda a la defensa para rematar al primer toque un gran pase cruzado que Casemiro.

Las cosas volvían a su orden natural y Tite respiraba en el banco, cuando Machado le dio la vuelta a la historia. Tras un saque de falta de Davis, el zaguero se adelantó a la defensa para poner de cabeza el empate en un lance muy reclamado por los brasileños, pero que trajo un tanto histórico para Panamá y un jarro de agua fría para un Brasil que acababa de meterse en un lío.

Fantasma

Aún podría haber sido peor si Éderson no hubiera estado atento para desviar un chutazo de Rodríguez nada más volver del descanso. Ni el intervalo trajo la eficacia a un Brasil muy superior sobre el papel, pero al que le iba a tocar sufrir ante Panamá que, después de casi un año sin ganar, no tenía nada que perder.

El debate pudo cerrarlo inmediatamente Richarlison con un tiro que se estrelló en el larguero y después Casemiro, pero esta Seleçao espesa no veía la luz tras el muro panameño.

Tite echó entonces mano del banco, y cambió Everton por Paquetá y dio chance a Gabriel Jesús por Firmino, aunque solo Richarlison lograba traer algún destello a años luz del tradicional brillo de Brasil.

Pudo maquillar el resultado de nuevo Casemiro, pero el intento de levantada de la Seleçao coincidió también con los mejores minutos de Mejía en el arco, en una tarde que se preveía nefasta para esta Panamá en plena reestructuración tras acabar última en su histórico mundial, pero que acabó en fiesta para los centroamericanos.

Brasil, de su lado, necesitará mucho más si no quiere revivir en la Copa América el calvario del Mundial-2014. Aquel fantasma todavía sigue muy vivo.