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La Fórmula 1 celebra este fin de semana en China el Gran Premio número 1.000 de su historia, una carrera a la que Ferrari y su joven piloto monegasco Charles Leclerc llegan con deseos de revancha tras el cruel final de Baréin hace quince días.

En su segunda carrera el volante de un Ferrari y su 23ª en su corta carrera en la Fórmula 1, Leclerc logró a sus 21 años la 'pole' el sábado y se encaminaba el domingo hacia su primera victoria en la disciplina, cuando el motor de su monoplaza comenzó a fallar a falta de 10 vueltas y se vio superado por los Mercedes de Lewis Hamilton, ganador de la carrera, y de Valtteri Bottas.

'Espero que el coche sea tan bueno como en Baréin con el fin de poder seguir peleando por los resultados que merecemos', comentó sobriamente Leclerc, que acabó en el tercer peldaño del podio de Baréin, en un comunicado difundido por su escudería.

Al menos, Ferrari pudo detectar el fallo: un cortocircuito en una unidad de control del sistema de inyección. Esta avería, que la Scuderia nunca había sufrido, no provocará un cambio de motor, limitados a un número preciso durante la temporada y si se sobrepasa el piloto recibe una sanción de varias plazas en la parrilla de salida.

'Las cifras no reflejan todo'

Después de años de dominio de Mercedes en China (6 'poles' y 5 triunfos entre 2012 y 2017) y del británico Lewis Hamilton (4 'poles' y 3 victorias con la escudería alemana, 6 y 5 en el total de su carrera), las fuerzas parecen haberse equilibrado en el circuito de Shanghai después de la 'pole' del alemán Sebastian Vettel para Ferrari el año pasado, seguida por el triunfo del australiano Daniel Ricciardo gracias a una mejor estrategia de Red Bull.

'En el pasado, viví algunas buenas carreras aquí con Ferrari y estuve muy cerca de la victoria', recordó el piloto germano, que no ha tenido un buen comienzo de temporada en las dos primeras carreras y que en Shakir realizó un trompo cuando intentaba evitar el adelantamiento de Hamilton, su gran rival por el título mundial. 'Quizá esta vez tengamos esa pizca de suerte que marca la diferencia'.

Tras sus dos dobletes consecutivos, en Australia y Baréin, Mercedes domina claramente la clasificación de constructores, con 39 puntos de ventaja sobre sus rival italiano, pero el jefe de las Flechas de Plata, Toto Wolff, advierte que 'las cifras no reflejan todo', es decir, la supuesta igualdad entre las dos principales marcas.

Pese a su éxito indiscutible en Melbourne, 'la verdad es que no fuimos tan rápidos en la calificación y en carrera en Baréin', admitió el austriaco. 'Los Ferrari eran considerablemente más rápidos en las rectas, lo que se traducía en varias décimas de diferencia por vuelta'.

Un punto a favor de Ferrari en el trazado chino, caracterizado por... sus largas rectas.

Festejos en Shanghai

En cuanto a la clasificación del Mundial de pilotos, la encabeza el finlandés Valtteri Bottas, ganador de la primera carrera del año, con un punto de ventaja sobre su compañero Hamilton, vencedor de la segunda prueba.

El holandés Max Verstappen, al volante del Red Bull equipado ahora con un motor Honda, se aprovechó de los errores de Ferrari y de Vettel para auparse al tercer puesto provisional, con un punto de ventaja sobre Leclerc y cinco por encima de Vettel, aunque se encuentra a 17 unidades de la cabeza.

Los pilotos tendrán en esta ocasión una motivación mayor a la habitual por inscribir su nombre como ganador del Gran Premio 1.000 de la Fórmula 1, 70 años después de que el italiano Giuseppe Farina (Alfa Romeo) venciera en la carrera inaugural, disputada el 13 de mayo de 1950 en el Reino Unido.

Fuera de la pista se han programado conciertos, actividades recreativas para el público, demostraciones de monoplazas y difusión en directo de los festejos organizados para esta efeméride.

Una bendición para la organización, ya que China es uno de los mercados que la empresa estadounidense Liberty Media, propietaria de la Fórmula 1 desde enero de 2017, y varios de los constructores tienen mayor interés en desarrollar.