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Cada personaje del ciclismo en la Región Caribe tiene palabras de exaltación y agradecimiento para el excorredor Humberto Gravina, quien el martes, a los 84 años de edad, tras una afectación cardíaca, dejó de existir.

Gravina fue el primer campeón de la Vuelta a la Costa en 1953 y se ganó cuatro vueltas al Atlántico de forma consecutiva (1956, 1957, 1958 y 1959). Era considerado una gloria del deporte nacional y presumía de haberle ganado al italiano Fausto Coppi, uno de los grandes exponentes de la época. 'Tengo que decir que Fausto Coppi nunca me ganó en el sprinter (risas)', expresó Gravina en una de sus últimas entrevistas con EL HERALDO, publicada el 12 de julio de 2015.

Era tanta la admiración por el europeo que cuando Gravina fundó su escuela le puso su nombre. Como entrenador tuvo a grandes pupilos como José ‘Pepe’ Caballero y Nelson Soto, por nombrar a dos de los más destacados.

'Indudablemente que todos los que fuimos sus discípulos nos afecta. Conocimos la parte humana y fue un tipo apasionado por algo que le agregó vida a su vida, el ciclismo. Cuando yo comencé mi carrera él era uno de los organizadores de los principales eventos', expresa Caballero.

'Yo era por excelencia un gran embalador, lo que se conoce también como esprínter. Yo sobresalía siempre entre 100 y 200 ciclistas y luego apretaba en la llegada. Tenía una gran capacidad como embalador', fue una de las respuestas de Gravina cuando se le preguntó hace casi cuatro años, qué clase de corredor era.

Álvaro Torres, expresidente de la Liga de Ciclismo del Atlántico, lo recuerda perfectamente. 'Pocos, muy pocos, le llamábamos por su primer nombre: Hermógenes. Era un rutero excelso, y por su talla, un gran velocista. Se batió sin temor alguno, con los mejores de estas especialidades. No cabe duda, Hermógenes, representaba el referente del ciclismo de la Región Caribe y así lo expresaban comentaristas especializados como el argentino nacionalizado colombiano Julio Arrastía Bricca (q.e.p.d.) y demás narradores y comentaristas del ciclismo del país'.

Para Torres, el olvido en sus últimos días fue más mortal que su enfermedad. 'Partió al más allá lleno de nostalgia, sin entender la razón del abandono, entre ellos, la de sus mejores amigos. Pero, más que la enfermedad -una isquemia y luego la complicación por la fractura en una de sus piernas-, el olvido fue su mayor y única derrota'.

Las exequias de Humberto Gravina, quien jocosamente recordaba que su primera carrera la ganó con una camiseta de fútbol y con unos guayos a los que le quitó los taches, se cumplirán este jueves a partir de las 10:30 a.m., en el cementerio Jardines de la Eternidad.