La selección mexicana dirigida por el técnico argentino Gerardo Martino se consagró este domingo en la Copa Oro al derrotar 1-0 a Estados Unidos en la final disputada en el Soldier Field de Chicago.
Un solitario gol de Jonathan Dos Santos a los 73 minutos acabó decidiendo la contienda.
Los locales gozaron de las mejores ocasiones en la primera mitad pero bajaron el ritmo en la segunda y Dos Santos, tras un gran pase de taco de Raúl Jiménez, lo aprovechó para dar el título a los latinoamericanos.
Martino se corona así luego de tres finales continentales perdidas tras sucumbir en las Copas América de 2011 con Paraguay y de 2015 y 2016 con Argentina.
Con su triunfo, México abre una brecha con sus vecinos en el palmarés al sumar su octava Copa Oro, por las seis de los estadounidenses. Solo Canadá, en el 2000, fue capaz de arañarles una a los gigantes norteamericanos.
Verde que te quiero verde
'Verde viento, verdes ramas'. Verde México.
Los tambores de los aficionados aztecas despertaron Chicago temprano por la mañana y las bocinas de los autos recordaron a los despistados su presencia en la ciudad en los aledaños del estadio horas antes del comienzo del choque.
Familias enteras ataviadas con las casacas del Tri para disfrutar del espectáculo lejos de su casa, para presenciar una batalla futbolística frente a su enemigo íntimo en busca de la victoria en su propio feudo.
Banderas verdes, blancas y rojas, sombreros de mariachis y charros, música y fiesta para agilizar la espera que, bajo el intenso calor de la Ciudad del Viento, se hizo por momentos eterna.
Hasta que sonaron los himnos. Los miles de mexicanos, mayoría en las gradas, se desgañitaron, los estadounidenses, mano en el corazón, los siguieron... y arrancó el partido.
Desacierto
El Tri jugaba en Chicago pero se sentía como en casa. Con gritos constantes de 'México, México' y sonoras pitadas a cada pase de los de las barras y las estrellas, Jonathan dos Santos avisó a los 40 segundos, pero fueron los estadounidenses los que protagonizaron las ocasiones más claras.
El estelar Christian Pulisic gozó de la más clara a los tres minutos tras una magistral internada que terminó en un mano a mano con el portero Guillermo Ochoa, que despejó milagrosamente con su cuerpo.
Cuando aún no se habían repuesto del susto, Jozy Altidore volvió a rozar el gol a los ocho con otro mano a mano desperdiciado y Paul Arriola también la envió fuera a los 31 luego de una falta de comunicación entre el portero azteca y su defensa, que terminó con el volante local acariciando el primer tanto de la contienda.
México lo intentaba por las dos bandas, con un activo Rodolfo Pizarro y unos precisos Dos Santos y Andrés Guardado, pero se estrellaban continuamente en la muralla defensiva estadounidense, que situaba a nueve de sus hombres de campo por detrás de la pelota en todo momento.
Solo una buena penetración de Pizarro, que encontró a Guardado en segunda línea, inquietó la valla de Zack Steffen.
Cambio de tornas
El paso por los vestuarios despertó a los del Tata. Guardado salvó a los suyos al despejar con la cabeza sobre la línea un testarazo de Jordan Morris a los 51 pero, a partir de ahí, el control fue para los visitantes.
Los mexicanos se mostraron más precisos en sus pases, movieron el balón con mayor velocidad y los de las barras y las estrellas se vieron desbordados por ambos costados.
Así, Pizarro avisó por dos veces (52, 59) y Jiménez lo probó con sendos remates mordidos (63, 67) que preveían lo que estaba a punto de llegar.
Y es que, tras tanto advertir, Dos Santos definió la mejor jugada del encuentro con un zurdazo a la escuadra que fue celebrado por los miles de aztecas que poblaron las gradas.
Pizarro conectó con Jiménez en la frontal, éste la cedió de taco y el volante la alojó en la red previo golpeo en el larguero.
Estados Unidos pudo empatar con varios remates pero su escasa eficacia acabó costándoles la derrota.
México alargó así su particular racha en finales contra sus vecinos, a los que han vencido cinco veces de seis, y Martino elevó un trofeo internacional que tantas veces le había sido esquivo durante toda su carrera luego de consagrarse también como campeón de la Major League Soccer con el Atlanta United.