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Hubo júbilo panameño en Cooperstown. Mariano Rivera, dueño de cinco anillos de Serie Mundial y 13 veces elegido para un Juego de las Estrellas, ingresó ayer con el 100% de los votos al Salón de la Fama de las Grandes Ligas, convirtiéndose en el único el pelotero en ser elegido de forma unánime por la Asociación de Escritores de Béisbol de América, un premio más que merecido para el considerado mejor cerrador de la historia de la pelota caliente estadounidense.

Rivera, quien durante su carrera profesional registró un total de 652 salvamentos y 1173 ponches, recordó en el evento su niñez en Puerto Caimito, un pequeño pueblito pesquero de Panamá, donde entre barcazas de madera y calles llenas de lodo tenía como sueño principal convertirse en futbolista y seguir los pasos de Pelé, su ídolo en la infancia.

'Yo quería ser el próximo Pelé, quería ser una súper estrella en el fútbol, pero el señor me empujó al béisbol y aquí estoy. Los fanáticos siempre me empujaron a ser el mejor. Ustedes son los mejores. Sin su apoyo, no podría haber hecho todo esto', contó Rivera en una ceremonia que incluyó también a Mike Mussina, Edgar Martínez, Lee Smith, Harold Baines y al fallecido Roy Halladay.

Rivera, de 49 años de edad, y quien lidera el departamento de todos los tiempos de juegos salvados, no paró de agradece por cada uno de sus logros a todas las personas que lo apoyaron durante cada momento de su carrera. El diestro, que marcó una época con el uniforme de los Yanquis de Nueva York, aseguró que haber jugado con los ‘Mulos de Manhattan’ fue una de las mejores cosas que le pasó en la vida.

'Es un privilegio y un honor ser parte de una organización. Lo hice con dignidad, honor y orgullo. En mis inicios no podía comunicarme con mis compañeros por cuestiones del idioma y lloraba mucho, pero mucha gente me apoyó para salir adelante. Eso nos hizo más fuertes y luego Dios me premió con la bola rápida', contó.

'Poder compartir con mis hermanos Derek Jeter, Jorge Posada, Bernie Williams y Tino Martínezfue una bendición de Dios. Crecer junto a ellos, verlos desarrollarse a la par. Me siento bendecido por haber jugado con ellos', concluyó.

Al final del evento el público se rindió en aplausos hacia el exlanzador y no era para menos. De ahora en adelante, Mariano Rivera es inmortal.