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No es fácil para un futbolista lidiar con las lesiones. Mucho menos sin son muy graves y revisten un largo período de inactividad. Francisco Meza, el defensa central barranquillero que pertenece a los Tigres de Monterrey y que ya suma cuatro años en México, ha encarado tres en sus rodillas, con compromiso ligamentario. La primera en su pierna izquierda en 2016, la segunda en la derecha en 2018 y, la más reciente, en julio de este año, de nuevo en la zurda. 

A pesar de toda la adversidad que representa romperse el ligamento cruzado anterior en tres ocasiones, ‘Pacho’, hijo del exboxeador Ómer Meza, no se deja noquear, no se rinde, no tira la toalla. '¡Jamás!', exclama con convicción. 

Su espíritu de lucha, su tesón, su voluntad, su disposición y toda la garra que demuestra en la cancha, que el semestre pasado le significaron titularidad y coronarse campeón de la Liga mexicana con el cuadro felino, salen a flote ante cada situación que le presenta el destino por muy negativa que parezca.  

EL HERALDO contactó a este guerrero del fútbol y la vida para hablar de la tenacidad que le permite rehabilitarse y seguir adelante.