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Hay muchas cámaras a su alrededor y pocas sillas para que los visitantes se sienten. Miladis Zambrano se ha acostumbrado a dar entrevistas y ser el centro de atención gracias al talento de su hijo Anthony en la pista. En contados 10 minutos su retoño correrá por la medalla de oro en la prueba de los 400 metros planos en el Mundial de Doha, en Catar. 

El ambiente es tenso. Miladis no deja de ver el televisor a la espera del comienzo de la carrera. Se frota las manos, reza varias veces empuñando los dos oros que Anthony alcanzó en los Panamericanos de Lima. Camina de un lado a otro, pero nunca sus ojos abandonan la pantalla.

Llegó la hora, su hijo va por la hazaña. Miladis se desespera, se levanta del mecedor, los atletas se alejan de los partidores y el criollo no se ve entre los primeros, faltan los últimos 100 metros, Anthony, como de costumbre, aprieta y se acerca a la meta, 'corre, corre', grita la mujer de 43 años mientras las luces de las cámaras iluminan su rostro. Anthony culmina con una medalla de plata histórica y las lágrimas de la orgullosa madre, que ha perdido la cuenta de cuántas ha derramado este año, caen. 

El júbilo impregna la pequeña sala de la casa esquinera blanca en el barrio El Campito de Barranquilla. Abrazos, muchos aplausos retumban y los curiosos se acercan a la terraza a ver qué sucede y por qué hay tantas cámaras.