En los Juegos Nacionales de Ibagué, en 2015, el nadador barranquillero Cardenio Fernández alcanzó una medalla de bronce en la prueba de los 200 metros libres. Tras cuatro años de intenso trabajo, cientos de kilómetros de entrenamiento bajo el agua y muchos obstáculos superados, el talento de 25 calendarios tuvo la revancha en Cartagena. Una presea de oro, una de plata y una de bronce fue el resumen de su participación en las justas Nacionales, edición XXI.
'Sin duda alguna los Juegos Nacionales fueron la principal prueba este año. Gracias a Dios se dieron las cosas y nos fue súper bien. Uno siempre espera mucho más, pero bueno, en los días que participé di mi máximo y en la medalla de los 50 libres esperaba la de oro, pero ese día hubo alguien más rápido que yo. En los 100 metros libres pude ganar y además con un récord nacional. En 2015, en Ibagué, Juan Pablo Botero, de Risaralda, lo tenía en 50.42 y yo hice 50.26', expresa Cardenio a EL HERALDO luego de una exigente jornada en el gimnasio.
No tiene tiempo de descanso. Su vida gira alrededor de la natación y las 24 horas del día está entrenando. 'El deportista no descansa. Quizá después de las pruebas dos o tres días, pero yo no tengo descanso. Incluso pedí permiso en el Complejo Acuático para seguir con mis rutinas. El 24 de diciembre hice mis ejercicios normales y el 31 haré lo mismo. Siempre hay alguien que quiere ser mejor que uno', subraya.
En su primo Moisés Fernández y en Carmen Frieri ha encontrado su equilibrio. Ambos orientadores están al tanto del desarrollo deportivo de una de las figuras con mayor proyección en el país y es made in Atlántico.
'Una de las cosas más importantes para uno como deportista y nadador es tener muy buena relación con el entrenador. Si estás en desacuerdo, si no te cae muy bien, no vas a entrenar de la misma manera. Con Carmen estoy desde los 13 años, desde que inicié en la selección Atlántico. Hace unos cuatro años estoy con Moisés. La natación no es fácil, no es fácil hacer 5, 6 o hasta 8 kilometros diarios. Entrenar con mi primo es una ayuda para mí porque me ayuda en el agua y también es mi preparador físico en el gimnasio. Carmen es parte de la familia prácticamente'.
sus primeras brazadas. A los 8 años, luego de regresar de Bogotá, donde vivió desde los 2, Cardenio tuvo su primer contacto con una piscina. 'Mi primo entrenaba con Carmen y la familia la conoce hace tiempo. Yo solo iba al colegio y no sabían dónde dejarme después que salía de clases. Comencé entonces a verlo entrenar, yo solo iba a mirar, pero después le fui tomando el gusto porque me gustaba verlo entrenar y competir. Ahí fue cuando decidí meterme también en esta película. No sabía en qué me estaba metiendo (risas). Freddy Díaz fue el que me enseñó a nadar y le debo mucho a él como a todos los que me han ayudado'.
Repostería como ayuda
Los sacrificios no están exentos en la vida de un atleta. Cardenio Fernández es uno de los miles de ejemplos de superación. Gracias a la repostería y en compañía de su novia Paola Aya, empezaron a vender brownies para financiar su carrera, que hasta hace unos años, no contaba con ningún apoyo económico.
'En esos momentos del año pasado donde no tenía cómo viajar y competir me ayudó. Ahora, gracias al apoyo del Team Barranquilla no es necesario por el momento. Más adelante voy a estudiar repostería y voy a seguir con ese proyecto porque es algo muy chévere. La ayuda de mi novia ha sido fundamental. Desde el año pasado, cuando entré a la selección Colombia se puso disponible. Yo entrenaba a las 5 a.m., y ella era la que se levantaba a llevarme todos los días. A veces ni la familia de uno lo hace', agrega Cardenio sobre su novia Paula, estudiante de séptimo semestre de Ingeniería Industrial.
Otras dificultades
Aparte de los problemas financieros en sus primeros años de carrera, Cardenio tuvo que enfrentar a sus padres y decirles que 'por el momento' no iba a estudiar y se dedicaría de lleno a la natación.
'Desde que empecé a entrenar y a estar en la selección Colombia tuve problemas con mis padres que no aceptaban que yo me dedicara a la natación. Ellos siempre buscan lo mejor para uno y querían que estuviera en la universidad, que estudiara alguna ingeniería, pero la misma vida no es para todo el mundo. Fue un momento difícil para que ellos entendieran que yo me iba a dedicar a ser profesional en el deporte', rememora.
Dejar la natación, tras un problema en su esternón en el 2015 fue otro de los momentos que puso a tambalear su carrera. Cardenio pensó en retirarse definitivamente de la actividad, pero fue Frieri quien lo convenció de seguir. 'No quería saber nada de la natación, de ningún deporte, pero Carmen me hizo recapacitar y luchar por esto'.
El 2020 será el año de los Juegos Olímpicos de Tokio. Las marcas están lejos para el barranquillero, pero su fe y la disciplina con la que entrena, lo motivan a no bajar la guardia.
'Tengo en marzo en Suramericano en Argentina que sirve para Tokio. Todavía está en la mente hacer la marca para los Olímpicos. Esperemos'.