Aúllan, patinan y reciclan. En una desgastada cancha de microfútbol contigua al colegio Sociedad de Cristo, ubicado en el barrio El Silencio, un total de 117 niños, entre los tres 3 y 15 años, se reúnen a diario con dos misiones claras: vivir con todo la adrenalina que les produce rodar sobre cuatro ruedas y aportar su grano de arena al cuidado del medioambiente con un sencillo, pero efectivo programa ecológico.
Los jóvenes patinadores del Wolf Skates Club lucen sonrientes en cada sesión de entrenamiento y, a pesar de su corta edad, gozan de un valorable sentido de responsabilidad ambiental que implementan desde que se levantan para ir al colegio, hasta que se acuestan luego de una exigente jornada deportiva.
El objetivo es claro: cada niño está motivado en reciclar materiales compuestos por plástico con el objetivo de, luego de hacer el proceso de recolección y unificación, poder contar con los recursos que deja la venta de esos insumos para la compra de algún elemento deportivo necesario en una disciplina tan costosa como lo es el patinaje.
La fórmula, implementada por el presidente y los directores deportivos de la escuela de formación, parece funcionar. Luego de cada entrenamiento las bolsas con material reciclable sobresalen a un costado de la cancha, y cada uno de los patinadores, deja en la inocencia de sus palabras un orgullo impresionante por la labor que hacen.
'Patinar es un deporte muy especial para mí. Aquí nos enseñan muchas cosas, tenemos muchos amigos y recolectamos botellas para poder ayudarnos entre todos. Yo quiero en un futuro seguir patinando y ganar muchas medallas para seguir siendo feliz', manifestó Emely Jiménez, una patinadora de 5 años.
La iniciativa ecológica (Wolf R3), en tiempos donde la naturaleza sufre drásticamente la indiferencia por gran parte de la humanidad, nació luego de que los instructores, patinadores y padres de familia se dieran cuenta que para la manutención, transportes y compra de unos patines dignos, que pueden llegar a costar hasta tres millones de pesos colombianos, no basta con las rifas y bazares.
'La escuela tiene una mensualidad, pero no es fácil para los niños y sus papás poder estar al día con todos los gastos que significa practicar patinaje. Están los uniformes, las coderas, las rodilleras, los cascos, los patines. Todo eso es muy costoso, por lo que ahora estamos con esta iniciativa ecológica que ayuda a los niños a tener consciencia de sobre los cuidados que tienen que tener con el medio ambiente. Ellos reúnen plástico y luego eso se vende e individualmente, por cada aporte, van sumando para que esos aportes se incluyan en su mensualidad o para algún implemento que necesiten', explicó Leo Martín Torres, presidente del club.
El esfuerzo para llegar a la meta no es fácil. Cada kilo de plástico, una cifra a la que se llega con aproximadamente 200 botellas de ese material, es comprado por un valor de 500 pesos, números que reflejan que para obtener una recompensa considerable hay que hacer sacrificios constantes y a gran escala.
'Me ha costado mucho seguir patinando porque es costoso, pero con la ayuda del club he podido cumplir todas mis metas. A veces hacemos caminatas para ir recogiendo por todo el barrio, pero también los papás aportan las bolsas para que todo esté más organizado y nosotros luego de cada entrenamiento nos vamos dando cuenta cómo vamos. Esta iniciativa, en lo personal, me ha ayudado con el tema de mis uniformes y cuando he tenido competencias por fuera. Los viajes es algo que cuesta mucho, pero uno está motivada porque ve los resultados. Además, es una labor muy bonita porque aquí nos enseñan a cuidar el medioambiente', manifestó Carolina Cifuentes, una de las niñas más destacadas de la escuela.
'El patinaje es mi pasión. Es lo que más me gusta hacer y gracias a Dios tengo la fortuna de poder seguir creciendo a diario', agregó la patinadora.
'Siento que el reciclaje es algo que ayuda mucho al mundo para que no se llene de suciedad y no se dañe. Estamos con un programa que nos ha servido mucho a todos. Cuando yo salgo con mi mamá ella sabe que cuando se toma una botella me la tiene que guardar (risas). Cuando salimos estamos pendiente de recoger el plástico de la calle y así vamos aportándole cosas bonitas al planeta', manifestó por su parte Sharlot Mendoza.
El esfuerzo por tener un mundo mejor por parte de los patinadores es valorado por la comunidad. Los vecinos del sector se sienten orgullosos por la labor de los pequeños y trabajan mancomunadamente para ayudarlos en sus cosas.
' Aquí se aplaude lo que ellos hacen. Tienen limpio el barrio y se nota el amor que tienen por lo que hacen. Son personas que hay que ayudarlas a seguir creciendo por lo valiosas que son', dijo Martha Pérez, residente de la zona.
Ser diferentes
Una de las principales características de cada integrante de Wolf Skates Club es que cuenta con una escala de valores alta en el aspecto social, según indican los entrenadores deportivos. Los ‘lobitos’ tienen claro que, además del deporte, la educación, el respeto para con el prójimo y marcar diferencia en cuanto a cultura ciudadana es clave para ser mejores personas en un futuro, por lo que toman cada enseñanza diaria con bastante atención.
'El patinaje con la escuela es algo que me ha ayudado mucho en todos los aspectos de mi vida. Cuando no vengo, me da como tristeza porque aquí uno la pasa bien y entre los profesores y las demás personas se encargan de que tengamos una sensación increíble cuando entrenamos. Nos enseñan a ser mejores personas. Es algo muy bonito el tema del reciclaje y que todos tenemos que hacer para ayudar al planeta', concluyó María José Buelvas, de 11 años.
Inseguridad
Los padres de familia de la escuela deportiva Wolf Stakes solicitaron mayor pie de fuerza por parte de la Policía Nacional en la cancha de Las Monjitas, sitio donde entrenan 117 patinadores.El año pasado, según la versión de un testigo, dos desconocidos que se movilizaban en una motocicleta negra robaron las pertenencias de cerca 20 personas cuando acompañaban a sus hijos a una jornada de entrenamiento. Uno de los delincuentes, con una arma de fuego, intimidó a los presentes, despojándolos de sus pertenencias frente a la atónita mirada de los pequeños que a esa hora practicaban.
'Nosotros enseñamos valores antes de formar deportistas. Queremos que cuando nuestros patinadores se relacionen con otros deportistas sepan cómo expresarse y cosas así. Tenemos una labor muy bonita con todos ellos, por lo que queremos que las distintas entidades velen mucho más por darles todas las garantías a los niños. Lo que más queremos es ayudar a los niños de escasos recursos', manifestó Yuber Meza, director deportivo.
Alberto Salah, director de la Agencia Distrital de Infraestructura, manifestó que en el próximo trimestre el parque de la cancha Las Monjitas será intervenido para construir una pista de patinaje y mejorar la iluminación lúgubre que tiene el sector.