Lo vio en la gloria y en el fracaso, en el amanecer y en el ocaso, iluminado por los flashes que lo acosaban y en la sombra de los que le dieron la espalda. Alberto Agámez estuvo en las dos caras de la moneda de Tomás Molinares, el ex boxeador cartagenero que se coronó campeón mundial welter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) al noquear al estadounidense Marlon Starling, con un golpe que volaba raudo justo en el momento en que sonaba la campana marcando el final del sexto de los 12 round que habían sido pactados para el combate.
Ese golpe fulminante ‘in extremis’, como caído del cielo, mandó al demonio el resultado de las tarjetas que estaban en contra del colombiano, aquel 29 de julio de 1988 en el Centro de Convenciones Atlantic City, en el condado de ese mismo nombre en Nueva Jersey (EEUU), y representó su efímera y traumática llegada a la cima del deporte de las narices chatas.
Al tiempo que en el mundo pugilístico se desataba una polémica sobre si su puño de hierro se había conectado de forma puntual o segundos después del campanazo, Molinares se sumergía en una montaña rusa que lo terminó llevando hasta un túnel oscuro del que ‘Todos somos culpables’, según el título del libro escrito por Alberto Agámez que este miércoles, exactamente 32 años después de aquel instante pletórico, es presentado por la AMB, en una rueda de prensa virtual a partir de las 10:30 a.m. (hora colombiana).
No lo supone, no lo sospecha, no especula, nadie se lo contó, no lo pensó, Agámez vivió como pocos la historia deportiva de Tomás Molinares, desde su génesis hasta su apocalipsis.
La publicación, la tercera de este reconocido periodista deportivo que abrió sus ojos al mundo en San Onofre, Sucre, hace 63 años, cuenta con el apoyo de la AMB e inicialmente tendrá una edición digital.