Lo único que se escucha es ‘uy’,‘wow’y ‘oh’. Milisegundos después, el vitoreo y la lluvia de aplausos caen sobre el campo y en cualquier lugar donde una persona sintonice las jugadas de Giovanny Urshela.
Sus compañeros parecen no acostumbrarse todavía. En cada ‘joyita a la defensiva’, el lanzador de turno levanta los brazos incrédulo; el primera base lo mira fijamente sin encontrar explicación; y desde la banca avientan toallas, semillas y chicles en señal de jolgorio.
La cereza del pastel fue su presentación histórica del miércoles ante Indios de Cleveland. Un grand slam, una jugada defensiva que salvó el juego y la carrera del gane anotada. ¿Qué más se puede pedir en nueve innings?
Él tampoco lo asimilaba. 'Es uno de los mejores juegos que he tenido en mi vida', confesó Urshela en rueda de prensa.
'Gio fue la estrella', comentó Aaron Boone, su mánager. Aroldis Chapman, pitcher que se benefició del doble play que evitó un ‘rally’ de carreras, afirmó que Gio 'salvó el juego' con esa estirada para la doble matanza.
La víctima fue su exequipo, los Indios. ‘Gio’ debutó con Cleveland en 2015 y salió de ese ‘team’ en 2018 después de no producir en la caja de bateo. Urshela promedió .224 y .225 en sus dos temporadas en Ohio. Incluso, una nota periodística se tornó viral ayer por su análisis. 'Solo si Giovanny Urshela pudiese batear', titulaba el informe de 2017 que reconocía la gran defensiva del cartagenero, pero criticaba su ofensiva en Cleveland.
Los ajustes llegaron, pero con otra novena y en otra ciudad. El tercera base lo sabe y lo reconoce. 'Me siento diferente. Soy un jugador diferente, con otra mentalidad', explicó el colombiano después de eliminar a la franquicia con la que debutó.
Su enfoque lo refleja horas antes de empezar el juego, como él aseguró. 'Cada vez que veo mi nombre en la alineación, intento lo mismo. Darlo todo y dar lo mejor que puedo para ganar', aseveró el número ‘29’.
Urshela es el nombre de moda en el béisbol y, sobre todo, en Nueva York. El tercera base se convirtió en el primer antesalista en conectar un grand slam en playoffs para los Yanquis, un equipo que ha tenido a estrellas como Álex Rodríguez, Craig Nettles y Wade Boggs en la ‘esquina caliente’.
Lo curioso es que no estaba ni en sus planes más remotos. 'Traté de buscar un pitcheo para poner la pelota en juego y tener un elevado de sacrificio', agregó. Ese elevado viajó a 174,2 kilómetros por hora y recorrió 131,6 metros antes de estrellarse contra los asientos en el jardín izquierdo.
La ‘Giomanía’ se vive en Nueva York y retumba en los Estados Unidos. El bolivarense sufrió, creyó, trabajó y ahora, después de haber sido cambiado por dos equipos, disfruta las mieles del éxito con el equipo más importante e histórico del béisbol.
Revancha personal
Giovanny Urshela aún palpita lo que fue 'uno de los mejores juegos de su vida', como el mismo pelotero lo confesó. Fue un verdadero ‘clásico de postemporada’, dirán los fanáticos ortodoxos de la pelota.
Con la pizarra 9-8 en el octavo episodio a favor de Cleveland, Carlos Santana conectó un rodado ante una recta de 99 millas por hora de Aroldis Chapman. La pelota salió a 108.7 millas, según la MLB. El promedio de velocidad de salida de cada batazo en las Grandes Ligas es de 89 millas por hora.
Ese roletazo fue el vivo ejemplo del apodo asignado a la tercera base: la esquina caliente.
El batazo obligó a Urshela a tirarse hacia su izquierda y, desde sus posaderas, tirar un strike a segunda para completar una tremenda doble matanza por la vía del 5-4-3.
'Fue una gran jugada para el equipo. Eso ayudó al equipo a tener esa energía para luchar y ganar', contó el pelotero criollo.
Esa jugada dejó, sin dudas, un sabor amargo para los Indios y sus fanáticos, quienes vieron cómo los Yanquis remontaron una entrada después y los mandaron a casa eliminados en su estadio.
La desazón les recordó un momento del que, seguramente, Urshela aprendió y utilizó para crecer como beisbolista. En 2017, vistiendo los colores de Cleveland, ‘Gio’ fue titular en la tercera base frente a -- quién lo diría-- los Yanquis, en el cuarto juego de la Serie Divisional.
Para ese entonces, con 25 años, Urshela cometió dos errores en defensa, uno de los que propició una seguidilla de cuatro carreras y dejó a los Indios a un juego de la eliminación, que días más tarde se completaría.
Años más tarde, el colombiano, con más madurez y experiencia, brilló con el guante que pide a gritos bañarse de oro.
Su exequipo lo sufrió y se confirmó una vez más que los giros que tienen los deportes con cada atleta son díficiles de prever.