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Era inspiración y transpiración, neuronas y testosterona, calidad y carácter, ingenio y músculo, frac y overol. Joaquín Antonio Pardo Picalúa tenía todo como futbolista. Luchaba como un león y divertía como delfín. Un obrero y un artista al mismo tiempo. Uno de los futbolistas barranquilleros mejor dotados en todos los tiempos falleció el viernes 16 de octubre a los 74 años de edad, a las 11:50 a.m., en la Clínica Murillo, tras sufrir dos infartos.

Pardo, que jugó en Junior entre 1966 y 1972, vivía en el barrio la Ciudadela, junto a Iveth Picalúa Torres, con quien tuvo cuatro de sus siete hijos, entre ellos Yelkin, ex defensa central de los rojiblancos en los años 90.

Cuenta Yelkin, que ahora es entrenador de las divisiones menores del club tiburón, que su viejo 'se encontraba bien de salud, no se enfermaba de nada', pero en la madrugada de ayer sintió un fuerte dolor de espalda y fue llevado de emergencia al centro médico.

'Mi hermana se lo llevó a la clínica y estando allá sufrió dos infartos, uno a las 9 de la mañana. Los médicos lo reanimaron e intentaron salvarle la vida, pero a las 11:50 sufrió otro infarto fulminante y pereció', relató Yelkin en diálogo con EL HERALDO.

Según el menor de sus retoños, ‘Joaco’ Pardo llevaba 10 años de buen comportamiento después de transitar por un camino oscuro y desenfrenado.

'Para nadie es un secreto que mi papá tuvo una vida desordenada, pero en los últimos años tuvo un cambio de 360 grados. Había cambiado su calidad de vida, estaba tranquilo. Como hijos estamos tranquilos porque mi padre se fue feliz y cumplió sus sueños', expresó Yelkin.

Joaquín Pardo, narra su hijo, enderezó su rumbo en todo sentido. Incluso había superado los inconvenientes para caminar con un par de prótesis en las rodillas, que habían sufrido problemas de meniscos y ligamentos durante su carrera como futbolista y en medio de sus momentos de perdición.

'Lo operaron y le cambiaron las dos prótesis, estaba bien. Sus últimos años fueron muy felices. La muerte nos tomó por sorpresa, la verdad es que no sufría de nada', reiteró Yelkin.

Inolvidable futbolista

Nadie pone en duda las brillantes condiciones técnicas y el despliegue de garra de Joaquín Pardo. Junior, Unión Magdalena y Tolima disfrutaron de su fútbol total. Su carrera como profesional se inició en 1966, con la reaparición del equipo rojiblanco en el campeonato colombiano después de 12 calendarios ausente.

'Era uno de los baluartes de Junior en su reaparición. (El técnico brasileño) Marihno Rodrigues de Oliveira dijo que ‘Joaco’ era un adelantado a su época en la posición de mediocampista. Hacia lo que hoy en día llaman volante mixto, muy técnico y aguerrido a la vez, con un remate potente', recuerda Carlos ‘el Papi’ Peña, quien tuvo la oportunidad de compartir con él en la escuadra rojiblanca y en la selección Colombia.

'Le pegaba fuerte, pero con precisión, dio mucho de qué hablar en esa época. Era estupendo. Le faltó un poco de disciplina, si la hubiese tenido, habría hecho más historia todavía', considera Peña.