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Randy Perea nació y se crió en la ‘Comuna 10’ de Cali, la cual cuenta con cien mil habitantes, según la alcaldía, y está ubicada en un sector intermedio del sur oriente de la ciudad. 

Cuando sus amigos se reunían con balón y guayos para dirigerse a las canchas de la comuna, Perea Balanta tomaba los spikes, el bate y el guante en dirección al estadio de béisbol en la Unidad Deportiva Panamericana. 

El joven caleño, de 17 años, es uno de los constantes ejemplos que el béisbol está demostrando últimamente en Colombia: su expansión. 

El deporte de la pelota caliente, que aún tiene su núcleo y máximo desarrollo en la región Caribe, ya toca la puerta —y con fuerza— en el interior del país. 

Perea y Mike Ibargüen, de Itagüi, son razón de ello. El primero firmó con los Tigres de Detroit como jardinero, misma posición que el segundo, el cual fichó con los Mets de Nueva York. 

Perea confirma lo que de a poco queda evidenciado tras cada periodo internacional de prospectos. 

'Acá es difícil salir bien formado en el béisbol. En la costa hay mucho pelotero y son más nativos en el deporte. Como acá no se desarrolla tan bien, nos mandan a la región Caribe a mejorar. Pero aquí hay muchachos muy buenos, atléticos y con talento, hay que ver más para acá porque hay talento. Toca es formarlo', explicó desde Cali el nuevo jugador de Detroit en diálogo con EL HERALDO. 

Pese a la poca fama del béisbol en Cali, los semilleros y el esfuerzo de entrenadores, desde niños hasta jóvenes se empiezan a interesar y a verlo como una salida profesional. 

Inicios de un pelotero caleño.

La influencia para que Randy Steven se parara en la caja de bateo en vez de en el áre viene de sus hermanos. Y sus hermanos la consiguen por las ‘clínicas de béisbol’, donde entrenadores van y fomentan el deporte. 

'Daniel Mavárez, el scout de Gigantes ahora, hace años iba a los colegios de Cali y fue al nuestro a mostrar el béisbol. Mis hermanos se motivaron y empezaron a jugarlo. Luego yo me motivé y empecé. Daniel vio que mis hermanos tenían talento y ahí se quedaron, luego vine yo', manifestó el jardinero central. 

Randy se inició jugando en interbarrios y en torneos dentro de la ciudad. En la Comuna 10 pocos supiesen de pelota, pero él la buscaba. Pasaba mañanas y tardes en el estadio de béisbol practicando junto a sus nuevos amigos, esos que sí conocen este deporte. 

El camino

Comencé jugando en interbarrios, luego crecí y tomé en serio el deporte. Representé el Valle en varias categorías y me vio una academia de béisbol acá en la que me desarrollé. Ahí gustó mi talento y me mandan a Cartagena para seguir allá y tener roce más competitivo. Entrené fuerte representé a la Guajira. Por todo eso pasé a la Selección Colombia donde tuve buen nivel en un torneo en México y allí Detroit me vio y me siguió hasta la firma', recordó el menor de los cuatro hermanos.