En el juego de la vida, Walter Rojas se divide en dos sets: el tenis y la antropología. Dos pasiones que combina a la perfección y que aunque muchos se pregunten en qué se relacionan, él tiene claro que para ambas se necesita 'humanidad'.
Empezó a los 16 años como recogebolas o como se le llama en el tenis, ball boy, y de a poco fue escalando hasta a convertirse en árbitro supervisor e impartir justicia en torneos de la ITF.
Compaginar el estudio con otras actividades no es sencillo, sobre todo cuando estas son tan demandantes como el deporte. Sin embargo, su trabajo le ha alcanzado para estudiar administración deportiva y antropología, arbitrar y viajar por el mundo.
'Con el tiempo me fui dando cuenta que con más educación es más fácil tener oportunidades. Me nació la necesidad de nivelarme académicamente. Mi papá siempre nos inculcó el amor por el estudio y el crecimiento mismo dentro del tenis implicaba ir creciendo académicamente', dijo el bogotano de 41 años, en diálogo con EL HERALDO.