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La fiesta tuvo música. Por fin regresaron los aficionados al estadio Metropolitano y le dieron color, sonido y sabor al previo y desarrollo del partido entre Colombia y Argentina.

El silencio del fútbol en la pandemia, en el que solo se escuchaban los ecos de los gritos de los jugadores y las indicaciones de los técnicos, fue reemplazado por la corneta, el murmullo entusiasta, la emoción, los aplausos, las carcajadas y toda la alegría que solo pueden brindar los almas de esta pasión deportiva.

Aunque en el escenario solo se permitía un aforo del 25% (10 mil personas) , la vibra y el decorado, evidentemente, era otro.

Tal vez por estar tanto tiempo por fuera de la rumba futbolera y por lo temprano que muchos accedieron al escenario, los fanáticos se mostraron algo tímidos y desacomodados. Demoraron para entrar en ambiente.