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Nadie se quería perder la oportunidad de ver a Lionel Messi de cerca. Ni siquiera los policías que no hacían parte de la escolta de la selección Argentina y que ya estaban en los últimos minutos del enorme, largo y desgastante operativo por el partido de Eliminatoria al Mundial Catar-2022 que Colombia terminó empatando 2-2 ante ‘la Albiceleste’, el martes pasado en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez.

Unos 15 uniformados se acomodaron en el segundo piso, en el corredor de occidental baja que tiene vista hacia el parqueadero interno, para intentar grabar y ver lo más próximo posible a los jugadores gauchos, especialmente al crack del Barcelona.

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No estaban solos. Ya eran las 9:40 de la noche, casi todos los aficionados habían evacuado el escenario, excepto una familia del interior del país y algunos otros hinchas, no más de diez, que de alguna manera habían accedido al parqueadero interno donde se encontraban los dos buses esperando a los integrantes de la delegación extranjera.

Los aficionados miraban tranquilos el movimiento de aparatos logísticos, implementación y toda la parafernalia detrás del show del balón, a la expectativa del asomo del ídolo.

A esa hora ya había partido el bus de la selección Colombia hacia el hotel Hilton Garden Inn, sin el cartagenero Wilmar Barrios, que a las 9:44 p.m. apareció por el parqueadero interno acompañado por alguien de la delegación colombiana y un par de hombres de la seguridad.