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Obvio que hay 10 mil cosas por mejorar. Por supuesto que no hay que lanzar las campanas al viento. Desde luego que no se ha ganado nada. Claro que hay que tener los pies en la tierra. Lógico que todavía falta mucho camino largo y culebrero por recorrer.

No es tiempo de destapar champaña y comprar tiquetes para Catar, la Eliminatoria es muy cambiante y en una fecha parece que el equipo es perfecto y tres meses después se considera el peor del mundo, pero en estas dos últimas jornadas, al menos, la selección Colombia reaccionó y se volvió a meter en la pelea por la cita mundialista.

A pesar del escaso tiempo de trabajo con esta generación de jugadores colombianos, Reinaldo Rueda logró empezar a moldear una buena imagen para nuestro combinado, que había perdido el rumbo y naufragaba en la Eliminatoria, de la mano de Carlos Queiroz, tras las goleadas ante Uruguay (3-0 en Barranquilla) y 6-1 ante Ecuador (en Quito).

Rueda asumió la conducción del barco, dio un timonazo y sacó a flote el fútbol de posesión y claridad que se vio en el triunfo 3-0 ante Perú, el jueves anterior en Lima, y la combatividad, orgullo y corazón que se apreciaron en el empate 2-2 ante Argentina, el martes pasado en Barranquilla.