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No les ha faltado garra. Los vendedores de los partidos de Junior en el estadio Metropolitano han sudado la camiseta y se han esforzado al máximo para poder sobrevivir y sacar adelante a sus humildes familias. El ‘partido’ que han tenido que encarar durante la pandemia del coronavirus sí ha sido de vida o muerte.

Sin público en los estadios desde hace más de un año, les ha resultado imposible gambetear el hambre y las adversidades, pero se las han arreglado para no rendirse y mantenerse en pie de lucha, confiados en que algún día volverán a cantar victoria en el escenario de la Ciudadela.

'Esto ha sido duro. La hemos visto maluca', dice Januel de Jesús Gamero, vendedor de cervezas de 36 años de edad.

'En los primeros meses de la pandemia vivimos con la ayuda del corazón de la gente. Varios clientes me llamaron y me echaron la mano. Me mandaron mercaditos. Después, me he mantenido alquilando una moto y haciendo carreritas y ‘mandaos ‘ aquí y allá, pero lo que necesitamos es que vuelva la gente al estadio', agrega Januel, quien responde económicamente por su esposa y sus tres hijos de 17, 13 y 11 años de edad.