Es muy temprano en la temporada de la NBA, apenas son cuatro los partidos que se han disputado. Aún así, el comienzo que han tenido los Golden State Warriors y los Chicago Bulls, ambos invictos con cuatro ganados y sin perder, es para destacar y augura un buen año para los dos quintetos.
Los Bulls no comenzaban 4-0 desde la campaña 1996-1997, cuando hilaron una racha de 12-0 para terminar con récord de 68-|14, y luego obtener su título cinco en el mejor baloncesto del mundo, de la mano de Michael Jordan, declarado el MVP de la final.
El conjunto de Chicago cuenta este año con jugadores como Zach Lavine, el mejor anotador del equipo con 25.5 por encuentro, DeMar DeRozan, Lonzo Ball y Nikola Vucevic.
Hay que destacar que los dirigidos por Billy Donovan han jugado solo frente equipos que no serán contendientes, al menos en los papales, este año. Tienen dos ganados frente a Detroit Pistons (0-3), uno a New Orleans Pelicans (1-3) y Toronto Raptors (1-3).
Por su parte, los Warriors la han tenido más difícil. Han derrotado a Los Angeles Lakers, Los Angeles Clippers, Sacramento Kings y Oklahoma City Tunder.
El equipo dirigido por Steve Kerr está lejos aún de su mejor comienzo en una campaña, aquel 24-0 en la temporada 2015-2016, año donde impusieron récord de ganados con 73, por nueve perdidos.
Stephen Curry es que ha comandado la ofensiva de los californianos, promediando 29.0 puntos por partido, 6.3 asistencias, 8.3 rebotes y 40 por ciento en tiros de tres.
Lo más llamativo para Golden State es que el calendario que tiene por delante incluye ocho encuentros de manera consecutiva en casa, el Chase Center de la ciudad de San Francisco. Dicha seguidilla de juegos tiene duelos frente a los Bulls, el viernes 12 de noviembre.
También hay que destacar que hay otro equipo con posibilidad de tener el mismo récord de Warriors y Bulls, los Utah Jazz, que tienen 3-0 y su próximo juego será mañana jueves contra los Houston Rockets de visitante.