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¡Fue una gesta titánica! ¡Tremenda remontada! ¡Impresionante temple! ¡Admirable racha! ¡Qué carácter! ¡Qué calidad! ¡Qué espíritu tan ganador! ¡Qué partidazo! ¡Choquen esos cinco, muchachos! Los Titanes de Barranquilla se coronaron campeones por quinta vez consecutiva al vencer 100-90 a Cimarrones de Chocó, ayer en el Coliseo Ginny Bay, de San Andrés, en el quinto y definitivo juego de la serie final de la Liga Colombiana de Baloncesto Profesional.

En un partido emocionante y cerrado, sobre todo en los dos últimos cuartos, como fueron la mayoría de los cinco juegos, Titanes sostuvo la ventaja y se reafirmó como la mejor escuadra de básquet de este país.

Eso es indiscutible, desde que surgió en el baloncesto criollo, Titanes no ha hecho otra cosa que ganar en todos los torneos nacionales en los que ha participado. No resultó tan cómodo como en anteriores campeonatos. Fue muy parecido al primero de todos, el que conquistó en la misma isla ante los Warriors.

Cimarrones, con el decidido y bullicioso apoyo de muchos sanandresanos (que todavía tienen aquella espinita), puso contra las cuerdas cuerdas la hegemonía del conjunto currambero y estuvo 2-0 en la serie final, a solo segundos de coronarse campeón en los siguientes duelos, pero los dirigidos por el cartagenero Tomás Díaz emprendieron una tarea titánica, sacaron la casta en los momentos cumbre de esos reñidos enfrentamientos y partido a partido demostraron que estaban vivitos y soñando con el pentacampeonato.