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La descosió. Harold Ramírez no vino a los Caimanes de paseo ni con ínfulas de estrella. El cartagenero, que el año pasado jugó con los Indios (Guardianes) de Cleveland y en este 2022 actuará con los Cachorros de Chicago en las Grandes Ligas, afrontó la temporada del béisbol colombiano como uno más, con ganas y deseos de triunfo.

El jardinero se fajó a la defensiva y, sobre todo, a la ofensiva para convertirse en uno de los baluartes de la conquista del título número 12 de los reptiles en la historia de la pelota caliente nacional.

'Me siento muy feliz, no puedo describir lo que siento', dijo ‘el Pitbull’, como lo apodan, en medio de los festejos tras tocar la gloria.

Ramírez no negó una gota de sudor a la causa, en cada partido se esforzó al máximo, como si se tratara de un desafío de Las Mayores. Sin temores a nada, jugó con todo.