‘Joselito Carnaval’ no fue el único sepultado este martes. Las ilusiones de la selección Colombia de clasificar al Mundial de Catar también quedaron bajo tierra a pesar de la victoria 1-0 sobre Venezuela, en el estadio Cachamay, de Puerto Ordaz.
No hubo milagro. Paraguay no hizo el favor. Adiós, Catar. Hasta luego, Mundial. La Selección hizo su tarea y superó a Venezuela con un gol de James Rodríguez, de penalti, pero Perú también hizo la suya y la eliminó al vencer 2-0 a los guaraníes, en el estadio Nacional, de Lima, con goles de Gianluca Lapadula y Yoshimar Yotún.
El combinado patrio necesitaba ganar y esperar que los albirrojos evitaran el triunfo de los Incas. Sin embargo, solo se dio lo primero en medio de grandes dificultades ante ‘la Vinotinto’ de José Pékerman, que luchó y trató de empatar.
Colombia no pudo res-catar el sueño mundialista y terminó pagando caro los desaciertos de su técnico, Reinaldo Rueda, y sus dirigidos, que no pudieron vencer y anotar un gol durante siete fechas consecutivas (antes de las victorias ante Bolivia y Venezuela).
Después de clasificar a dos mundiales seguidos con Pékerman, tras una sequía de 16 años sin estar en una cita ecuménica, Colombia volvió a terminar una Eliminatoria con la amargura de la eliminación.
Ni de la mano de Carlos Queiroz, que inició este clasificatorio, ni con Rueda, que reemplazó al portugués cuando el equipo fue goleado por Uruguay 3-0, en Barranquilla, y 6-1 por Ecuador, en Quito, se pudo ver un combinado sólido y convincente.
Rueda y sus convocados desperdiciaron la clasificación en casa al dejar escapar puntos valiosos ante Ecuador, Paraguay y Perú, con planteamientos pensados más en proteger el arco propio que en ir a buscar la portería del rival.
No se afianzó un onceno titular y un juego colectivo. Todo se encomendaba a la inspiración individual y transpiración de los jugadores, que no siempre salieron a flote en medio del naufragio grupal en los partidos cruciales.
Ayer, Luis Díaz, con su atrevimiento, habilidad y velocidad, ‘salvó la patria’ ante Venezuela nuevamente, a pesar de la alineación conservadora de Rueda. ‘Luchito’ apareció de la misma forma en que se echó el equipo al hombro y se lució ante Bolivia.
En los primeros 15 minutos, con la magia del guajiro, Colombia tocó la puerta y Wuilker Faríñez brilló con sus atajadas. El arquero vinotinto ahogó el grito de gol varias veces, una vez en la raya ante un disparo de Díaz.
Luego el local, con un Salomón Rondón imparable, como de costumbre ante los nuestros, pero sin puntería, reaccionó en medio de un bajón de ‘la Amarilla’, que parecía estar enterada del 2-0 tempranero que consiguió Perú ante Paraguay. El ánimo descendió.
Es lo malo de depender de otros, es lo malo de dejar para el último momento lo que se debió lograr antes, es lo malo de no tener un norte claro desde la dirigencia, es lo malo de conformarse con empates cuando se requerían victorias, es lo malo de pifiar tantas veces.
En la agonía del primer tiempo, afortunadamente Borré, en uno de sus pocos surgimientos, provocó el penalti alertado por el VAR y que James anotó en dos oportunidades. La primera se la atajó Faríñez, pero en la segunda, que se dio por un adelantamiento ilegal del portero, sancionado por el árbitro Wilton Sampaio, sí acertó.
En el segundo período se luchó más de lo que se jugó. Colombia resistió y sacó unos tres puntos que ya no sirven de nada. Es una victoria triste.