En Chile van a querer demandarlo. Carlos Gruezo Arboleda, volante de marca del Augsburgo de Alemania y de la selección Ecuador, se ha vuelto tan barranquillero como el arroz de lisa. El mediocampista de 27 años de edad, que es uno de los líderes del combinado tricolor que estará en el Mundial de Catar y que varias veces ha portado la cinta de capitán, vive en ‘Curramba’ cuando no tiene acción en la Bundesliga.
Gruezo, titular en 16 de los 18 partidos que le dieron la clasificación mundialista a Ecuador en la cancha (y en el escritorio después de la demanda del seleccionado chileno por la supuesta mala inscripción del volante Byron Castillo, a quien los australes señalan de haber nacido en Colombia), conoció a la barranquillera Teranyely Molina hace cinco años gracias a otro futbolista ecuatoriano ennoviado con otra currambera, amiga de su ahora esposa. Se enamoraron, entablaron una relación y ya suman cuatro calendarios de matrimonio.
Desde que oficializaron el vínculo conyugal, el jugador se ha convertido en asiduo visitante de la capital del Atlántico.
No hay ningún problema ni duda con sus documentos, Gruezo es totalmente ecuatoriano, por supuesto, pero se ha colombianizado bastante, más bien barranquillerizado, a través de Teranyely, sus familiares y sus amigos.
'Ya soy más barranquillero que mi hijo (risas)', dice Carlos refiriéndose a Johansell Gruezo, de 4 años de edad, el fruto barranquillero de la unión colombo-ecuatoriana.