Su sencillez sigue intacta. Por más que su cotización continúe en ascenso y se haya convertido en una de las estrellas del Liverpool y el fútbol mundial, Luis Díaz se mantiene tranquilo y sin aspavientos. Parece que la efervescencia que hay con su nombre no lo hubiese alcanzado a él.
Por eso durante estas vacaciones se le ha visto como si nada, protagonizando varias escenas cotidianas de su pasado, cuando no era nadie o apenas empezaba a brillar en Junior.
En Barranquilla ha estado en restaurantes, centros comerciales, visitando a los jugadores de Junior, a los del Barranquilla FC y a los de la selección Colombia sub-15. También ha ido a observar y apoyar a su hermano Jesús Díaz, jugador del ‘Quilla’, en el cuadrangular amistoso ante Alianza Petrolera, Unión Magdalena y Jaguares, en el estadio Romelio Martínez.
En su tierra natal, Barrancas, La Guajira, se ha dejado ver como uno más. En el patio de su abuelo recibió una botella de vinagre artesanal que le regaló un coterráneo y dialogó con viejos amigos y con familiares, organizó el matrimonio de sus padres y disfrutó feliz sin ninguna clase de problemas.
Ha tratado de que su estancia sea lo más normal posible, por eso no dudó en tomarse un tinto y comerse un pan en la calle, de esos que ofrecen los vendedores ambulantes.